¿Sirven para algo las humanidades?

Francisco de Goya

IGNACIO LEONARDO PUEYO BESTUÉ

Tanto en dominicales como en debates políticos y otros foros se formula asiduamente en la actualidad esta pregunta. En las próximas líneas vamos a tratar de dilucidar si efectivamente sirven las humanidades o no. Para ello tenemos primero que saber algunas cosas: ¿Qué son las humanidades?, ¿qué elementos las integran?, ¿qué conceptos derivan inmediatamente de ellas?, ¿nos conciernen como sociedad o individuo en el presente?, ¿qué importancia y valor poseen? Para responder mejor estas preguntas, partiremos de su historia y como su trayectoria fue íntimamente unida a la Universidad para entender como parte importante de las disciplinas que la componen se encuentran actualmente en peligro de extinción.

El término “Humanidades” proviene del latín humanitas, y significa aquello relacionado con lo humano. Por ende, las humanidades hacen referencia al conjunto de disciplinas que giran en torno al ser humano. Este término no es usado en un solo sentido, es un concepto polisémico. Por ello, para continuar nuestro análisis lo limitaremos semánticamente.

Coloquialmente se usa “Humanismo” ampliamente para incidir en valores humanos sean del tipo que sean: religiosos, científicos, paganos, etc. No obstante, esta palabra comienza a ser aplicada al cultivo renacentista de los estudios greco-latinos. Su difusión en occidente data de finales del s.XV como parte del lenguaje de los universitarios Italianos según los incunables que se conservan de aquella época. Aunque no fue hasta el s.XIX cuando se empieza a extender de nuevo su estudio entre académicos alemanes.

Para ser más concisos, la palabra “Humanista” hacía referencia al estudiante o profesor de la studia humanitatis que aunaba el estudio de la filosofía moral, la historia, la poesía, la retórica y la gramática usando como instrumento los clásicos de los grandes autores greco-latinos. Estas disciplinas no eran del todo novedosas, su cultivo ya estaba presente en el Trivium et Quadrivium de la época medieval, que se estudiaba en aquel “ayuntamiento de maestros y escolares con voluntad y entendimiento de aprender los saberes” como bien apuntaba siglos antes Alfonso X el sabio, y que hoy en día llamamos Universidad.

De forma general, podemos destacar como disciplinas que las integran en el s.XXI: la Filosofía; la Historia; la Filología; la Política; la Sociología y la Comunicación. Sus contenidos no se limitan a análisis empíricos o de causa-efecto, ya que sus disyuntivas no son tan fácilmente comprensibles y delimitables.

Y tras este recorrido aterrizamos en 2020, donde podemos encontrar diariamente este tipo de titulares en periódicos y noticiarios:

Llegados a este punto, para continuar con la respuesta a la pregunta ¿sirven para algo las humanidades? Se debe actualizar a Ortega y Gasset: “Sólo cuando algo ha sido pensado, cae debajo de nuestro poder. Y sólo cuando están sometidas las cosas elementales, podemos adelantarnos hacia las cosas más complejas. […]. Si nada es seguro bajo nuestras plantas, fracasarán todas las conquistas superiores […]. Cultura es lo firme frente a lo vacilante, es lo fijo frente a lo huidero, es lo claro frente a lo oscuro. Cultura no es la vida toda, sino sólo el momento de seguridad, de firmeza, de claridad.”

Como bien explica el profesor José Luis Parada Rodríguez, Gasset golpea una y otra vez: “cultura es lo firme frente a lo vacilante; las ideas se tienen, en las creencias se está; yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo; la vida que nos es dada no nos es dada del todo hecha, debemos ir haciéndola; cada uno con sus cadaunadas; ser héroe es ser uno, uno mismo; cada día me interesa menos ser juez de las cosas y voy prefiriendo ser su amante; sobre la greba dolorosa que suele ser la vida, brotan y florecen no pocas alegrías; el punto de vista crea el panorama…” Como un martillo, Ortega sentencia en nuestras cabezas. ¿Estamos viviendo nuestra propia vida o simplemente replicando los usos y costumbres que la sociedad nos fuerza a hacer?

Ningún estudio ni avance científico está del todo completo si no tiene un componente humanista. Primero se debe entender dónde se origino el problema, a qué se le quiere dar respuesta política, laboral o tecnológicamente…, y cuál va a ser su impacto en la población. Este último es esencialmente importante para marcar el futuro progreso de nuestra civilización.

Evidentemente como apunta el profesor Parada existen “circunstancias que dificultan tener un mínimo de tiempo o ganas para estudiar las humanidades y comprenderlas a aquellos quienes pasan hambre, quienes tienen un entorno familiar desestructurado, quienes viven en una comunidad marginal y violenta, quienes son víctima de abusos, quienes odian su trabajo, quienes sufren acoso… Todos ellos tienen bastante con salir adelante, y si llegan a ser capaces de mirar de otra manera, salir al encuentro de otros y luchar para mejorar las cosas, me descubro ante quien considero un héroe, por ser capaz de superar semejantes barreras. Si lo consiguen es porque, más allá de su circunstancia, son capaces de sobreponerse a ella de una manera virtuosa (con determinación) y porque son, de algún modo, extraordinarios”.

Pero, no nos engañemos, tales circunstancias no son las nuestras. Las vidas de la mayoría que me leen a pesar de los pesares, siguen siendo privilegiadas. Tenemos nuestros propios males, es cierto, nuestras enfermedades, nuestros desencuentros personales y, seguramente, un desagradable sabor amargo al paladear la corrupción de nuestros sistemas políticos, la inequidad de nuestros sistemas económicos, la vulgaridad de nuestras estructuras mediáticas, la mezquindad de nuestras redes sociales digitales o la falta de civismo de muchos de nuestros conciudadanos, incluso cuando en ocasiones reconocemos en nosotros mismos ciertas dosis de incoherencia y mediocridad (pero no nos engañemos, no hay verdadero espíritu crítico si no es, en primer lugar, auto crítico).

Concluyo la respuesta a nuestra pregunta subrayando que las Humanidades han sido y deben ser en nuestro presente y futuro como el bálsamo de Fierabrás cervantino. Una curación, una base sólida, la Ítaca a la que poder volver cuando nuestra actual ignorancia como sociedad, nos impida focalizarnos en lo importante y poder emprender noblemente los avances del futuro como sociedad y el camino de cada cual mediante todos sus quehaceres.


Publicado por Ignacio Leonardo Pueyo Bestué

Estudiante de Medicina por Europa. Neófito en el mundo de las Humanidades.

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