En este análisis solo pretendo exponer algunas conclusiones propias de manera breve y sencilla sobre el “humanismo actual en la profesión médica”. Y apuntar, en la medida de lo posible, aquellas cuestiones que quedan abiertas a la reflexión.
Debido al enfoque coloquial de las próximas líneas y la brevedad y la sencillez con que pretendo abordar las cuestiones que nos conciernen, quizá algún lector eche en falta algo más de precisión en el uso de algunos términos o en el detalle empleado a la hora de explicar mis razonamientos, sin embargo, creo que cualquier persona no docta en la materia que aquí se aborda convendrá conmigo en la líneas generales que voy a exponer.
En abril de 2019 tuve la suerte de que me publicaran esta carta en el Dominical XL Semanal.
“Última diapositiva y comienza el descanso. La gente en la facultad se levanta y desconecta cinco minutos hasta el comienzo de la próxima clase. Unos pocos estábamos cerca, se nos acerca el profesor y nos dice visiblemente emocionado: «Ha sido la última». Catedrático en Medicina y docente durante cuarenta años en la facultad, comparte con nosotros algo intrínseco a él: «Esforzaos por entender al paciente y haced una buena exploración». Y añade: «Ayer estuve con una paciente a la que habían derivado por cuatro servicios y, cuando llegó a mis manos, enseguida comprendí que era un cuadro de anorexia». Tristemente la educación médica tiende a la informatización y la hiperespecialización, nuestro doctor lo sabe. Nos dejó intuir esa existente falta de interés en aprender más allá, para llegar a tener un verdadero trato humano y trascendente con el paciente. El legado que deja es claro, pero el inexorable avance de esta sociedad impaciente y utilitarista nos aleja de él.”
Ha pasado ya algún tiempo desde que escribí estas líneas y mis impresiones actuales siguen siendo un poco contradictorias. Por un lado hoy en día tenemos infinidad más de medios y avances médicos para enfrentarnos a enfermedades que cuando nuestro doctor comenzó su carrera. Lo cual sin ninguna duda es algo muy positivo para nuestros pacientes, ya que ante todo, cuando nos toca pasar por la consulta lo que queremos es que solucionen nuestros problemas.
Pero sin embargo, me entristece ver cómo la falta actual de efectivos sanitarios que se ha denotado hasta el límite en la pandemia, nos está dejando unos profesionales constantemente sobrepasados por sus circunstancias. Veo con frecuencia que este hecho junto con la necesidad actual de hiperespecializarse para sanar mejor a los pacientes, nos abre una nueva ventana a la realidad de la profesión.

Creo que se puede afirmar casi con toda seguridad, que la figura de referencia que fue en su día el médico empático, con relación personal y familiar va a terminar. Dando paso a un futuro con grandes avances tecnológicos y sanitarios, pero que nos seguirán deshumanizando un poco más como profesión y sociedad para seguir teniendo todo lo que necesitemos aquí y ahora.
“No puede el médico curar bien sin tener presente al enfermo”
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