El Desvalimiento de los Constitucionalistas Vascos ~Reflexiones de un maketo~

EL HERMANASTRO DE SABINO ARANA

No hay nada más doloroso que la sensación de olvido, orfandad y desamparo. Todo ser humano necesita un sustento sobre el que apoyarse, alguien en el que refugiarse, y sobre todo algo en lo que confiar.

Cuando no se tiene, o no se encuentra, la desesperación se apodera y conduce hacia la necesidad básica instintiva de la supervivencia. Ya lo decía Thomas Hobbes en la exposición de su contrato social, las personas necesitan que se salvaguarden y garanticen sus derechos fundamentales. Y por ello confiarán esta labor a una única persona encargada de mantener el orden y preservar sus derechos. 

Pero no pretendo hacer una analogía con el modelo de sociedad planteado por Hobbes para el tema que voy a abordar hoy. Aunque bien es cierto que su célebre frase “Homo homini lupus”, “El hombre es un lobo para el hombre”, podría haber sido perfectamente pensada y construida en el Euskadi y la España de segunda mitad del siglo XX. Pues describe a la perfección la idea de humanidad que sugerían los cobardes tiros en la nuca o las psicopáticas bombas lapa, entre, desgraciadamente, otras barbaridades. 

Me he tomado la libertad de emplear la metáfora de la orfandad y de la necesidad de contar con alguien que te defienda, para denunciar la situación que viven aquellos ciudadanos constitucionalistas, que se sienten vascos y españoles. Y que, a mi juicio, política y representativamente están huérfanos. O bueno, corrijo, en el mejor de los casos tienen unos padres adoptivos. Uno, es el PSOE, pero vive en una constante dinámica de embriaguez, producida por el atractivo, pero adictivo, licor del poder. 

Otro es el PP, aunque este está sumido en el caos que el trastorno de la doble personalidad y bipolaridad produce, lo cual le convierte en inestable, indeciso, y lo peor, impredecible. Con unas figuras paternas de este calibre, cualquier inspección de educación retiraría la patria potestad a los padres. En los últimos años apareció otro miembro de la familia, un primo del PP, llamado Ciudadanos, pero su aparente mayor preocupación por cuestiones personales, su egocentrismo, su inexperiencia y su incapacidad provocaron su prematura marcha.

Ante esta situación, una antigua ex pareja del PP volvió. Su nombre es Vox, y conoce de primera mano todo lo que se vivió en tiempos de ETA en País Vasco. Y quizás a causa de su experiencia en primera línea de batalla, desarrollase una personalidad fría e irascible. Pero Vox, como digo, seguramente condicionado por su experiencia, está anclado en el prejuicio, la crispación, la incomprensión y la ceguera. Por lo que tampoco se encuentra capacitado para acoger a aquellos ciudadanos vascos, residentes en Euskadi, nacidos o no en esta maravillosa tierra, que tienen un sentimiento de pertenencia e identificación con la cultura vasca, pero que comulgan con la continuidad de está región en el Reino de España. 

Porque, aunque en estos tiempos la polarización haya eclipsado cualquier opción y posición política alejada del tremendismo, el odio, la demagogia barata y la intolerancia, debemos congratularnos y celebrar que existen, pero se encuentran en el ostracismo de la representación, abocados a un voto en blanco, o en el mejor de los casos, a la elección por descarte. 

Pero esto no fue siempre así, hubo un tiempo en el que un brillante político, que empezó como un simple concejal de ayuntamiento, y acabó alcanzando el puesto de teniente de alcalde, e incluso el de parlamentario en la cámara vasca,se erigió en el representante ideal de los “vascos españoles”. Y lo hizo en medio de un contexto que exigía prudencia, cautela y mesura. De hecho, su apuesta por un modelo de nacionalismo (entendiéndose este término como el apego especial a la propia nación y a cuanto le pertenece) inclusivo, diferente, alejado de la xenofobia y la supremacía étnica, y por supuesto pacifista, le acabaría costando la vida. 

Su nombre era Gregorio Ordóñez. Fue pionero en desarrollar una nueva forma de ensalzar, alabar y amar al País Vasco. Demostró que es compatible la devoción por tu región junto con la del país al que pertenece. Y, sobre todo, fue un ejemplo de lo que significa querer a tu tierra, e ir hasta el final, ateniéndose a cualquier consecuencia, con tal de defenderla y luchar por ella, pero de verdad. Sin embargo, los homenajes luego son para otros…

Y todavía hay que aguantar que se considere héroes a los opresores…

El 23 de enero de 1995 ETA asesinó a Gregorio. El 23 de enero de 1995 ETA dejó huérfanos a miles de ciudadanos vascos que aman Euskadi, un Euskadi libre, tolerante y español. Desde entonces ningún partido constitucionalista ha sabido ocupar el hueco y el vacío que dejó Ordóñez. Electoralmente era una oportunidad de oro, pues Ordóñez consiguió obtener mayoría en San Sebastián en las elecciones al parlamento europeo, pero ni por esas. Los partidos constitucionalistas entraron en una espiral de mediocridad, incapacidad e ignorancia que los alejó de poder ser una alternativa al nacionalismo del PNV y al independentismo pro etarra de Bildu. 

Zarateman

El resultado, una condena hacia la irrelevancia política y un impulso a las fuerzas independentistas y nacionalistas. El futuro es incierto, pero mientras no se produzca un cambio de estrategia, y se empiece a ahondar en el entendimiento sociológico de los vascos, auguro que esto continuará. 

“Me metí en política por dos motivos: porque quiero mucho a mi tierra y no quería verla doblegada por el yugo de ETA (…)”

Gregorio Ordóñez

Publicado por El hermanastro de Sabino Arana

Reflexiones de un maketo

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