Nacionalismo: Réquiem por una mentira ~Reflexiones de un maketo~

Cataluña-Euskadi

EL HERMANASTRO DE SABINO ARANA

Si hay algo que ha marcado el casi primer decalustro de nuestra democracia, es el nacionalismo. Tanto el catalán como el vasco. En todas sus vertientes, con diferencias en sus formas y en el modo, por supuesto, pero con un mismo fondo.

Distintos orígenes, disparidad de reivindicaciones, anhelos más ambiciosos o menos, quejas y reclamos variados y un mismo objetivo: Independencia y (mayor) autodeterminación. 

En España, la actitud de los partidos nacionalistas siempre ha estado marcada por la estrategia del falso pretexto. Esta práctica consiste en la elaboración de un relato diseñado y compuesto desde la fullera conveniencia. De esta manera se consigue ajustar y adecuar la realidad, a través de deformaciones y distorsiones a la carta, para legitimar, razonar y justificar sus pretensiones y sustentar sus argumentos aparentemente fundados. 

No nos engañemos, es una conducta moralmente reprobable, pero desgraciadamente hoy en día la política funciona así, y más vale estar curado de espanto, ya que es la única manera de asumir el funesto contexto político del siglo XXI.

Pero volvamos con lo que nos atiene hoy, que es el nacionalismo. Como decía, las organizaciones políticas nacionalistas independentistas basan su actividad en la promulgación de eslóganes falsos para ganar adeptos y cambiar la perspectiva de la situación.

El más célebre, es el clásico “Espanya ens roba”, que desde CIU denunciaban, al mismo tiempo que ignoraban, o tal vez no, que precisamente el que robaba era otro con apellido de futbolista. 

De ahí se pasó al Estado Franquista Español, que oprime, aunque de una forma curiosa, con un estado autonómico en el que cada Comunidad Autónoma tiene la potestad de autogobernarse y llevar a cabo una gestión propia a expensas del Gobierno Central.

Pero bueno, habrá que aceptar que la Transición fue una farsa, para blanquear una monarquía que, en vez de ser votada por la mayoría de los españoles, vino por imposición hereditaria del fascismo. A veces querido lector, toca reír para no llorar. Y se lo dice alguien con firmes convicciones republicanas. 

Huelga nombrar las vergonzosas y abyectas justificaciones de ETA, pero también forman parte del entramado maquiavélico del nacionalismo catalán y vasco. Con el (supuesto) fin de la banda terrorista, al menos en Euskadi esa aura de deseo separatista se calmó, con el asentamiento del déspota nacionalismo del PNV, más pragmático y trepa que la escoria proetarra, las aguas se calmaron, a Dios gracias, sobre todo en términos de seguridad, y el independentismo se fue diseminando. 

Entonces fue cuando comenzó a crecer exponencialmente en Catalunya. Hasta el punto del bochornoso 1-O, día en el que Mariano Rajoy, desde mi humilde opinión, cometió un suicidio político, y se disparó en su propio pie.

Aquel día, los nacionalistas catalanes consiguieron lo que querían, que recorrieran por toda Europa instantáneas de policías arremetiendo contra votantes. Si a eso se le suma la injerencia rusa y el triunfo de la posverdad en cada hecho relevante, el resultado fue la victoria del discurso catalanista sobre la represión del Estado. 

No me malinterprete querido lector. No justifico ni legitimo la celebración de un referéndum que no contaba con ningún tipo de garantía democrática y cuyo resultado no iba a ser vinculante. Tan solo sugiero que se debería haber dejado votar a la gente, y una vez que se hubieran terminado los “comicios”, el posterior recuento, y las pertinentes acciones y decisiones políticas, aplicar entonces el Estado de Derecho y adoptar las medidas que la Constitución fija. De esta manera se podría haber ahorrado ese impulso gráfico al relato catalán.

Todo el mundo sabe lo que sucedió después de lo que algunos soñaban e imaginaban que sería el fin del “procès”. Tras las sentencias a los líderes separatistas, empezó una nueva corriente en el sector independentista catalán, apoyado y sumado por la izquierda abertzale.

El enunciado ahora era que en España existen presos políticos. Hay que sumarle que Otegi es un hombre de paz según esta gente, así que hágase una idea del nivel de embriaguez, o más bien de desfachatez que hay…

Como ve querido lector, el nacionalismo, catalán o vasco,está sumido en una constante carrera propagandística, y sus denuncias van variando. A parte está su hispanofobia, pero eso es un elemento que da para otra entrada, y de lo cual anuncio que en el futuro hablaré. Sin embargo, desde hace tiempo nuestros (a su pesar) compatriotas se han abonado a acogerse al derecho de autodeterminación de los pueblos, contemplado por la ONU en la Declaración de Derechos Humanos. Y esta es la enésima trampa de los nacionalistas. 

Pues en dicho marco se establece, efectivamente, que todos los pueblos tienen el derecho de determinar libremente, sin injerencia externa, su condición política y de proseguir su desarrollo económico, social y cultural, tras la Resolución 2625 de la Asamblea General de la ONU de 1960.

Los nacionalistas aprovechando ese vacío léxico que entraña la definición de pueblo o nación, se agarran a este derecho. Ahora bien, esta resolución aguarda una sorpresa, que intuyo desagradará a Rufián, Matute, Junqueras y cía. No sé si ya la conocerán, imagino que sí, y que aún así, tratarán de obtener el éxito de la fórmula: Mentira Repetida x infinito = Verdad. 

Pero bueno, procedo a citar textualmente el apartado de la Resolución 2625 que se refiere al respeto a la integridad territorial y que desmonta el castillo de naipes secesionista. “Ninguna de las disposiciones de los párrafos precedentes se entenderá en el sentido de que autoriza o fomenta cualquier acción encaminada a quebrantar o menospreciar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes que se conduzcan de conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos antes descritos y estén, por tanto dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivo de raza, credo o color”.

Esta cláusula determina, por tanto, que un pueblo que goce de autonomía y autogobierno dentro de un Estado, ostenta su autodeterminación. Por lo que en ningún caso podría categorizarse al catalán y al vasco como pueblos oprimidos a los que se les priva del derecho de autodeterminación. 

Y, querido lector, tanto usted, como yo, sabemos que el sistema de las autonomías concede autogobierno y autodeterminación. A parte, anula totalmente el pretexto de la ausencia de autodeterminación para exigir la independencia o un referéndum, pues evidencia que es una falacia. 

Ser independentista es legítimo, totalmente, y nadie tiene que tener ninguna duda sobre ello. Y se puede recurrir a elementos como el sentimiento, la cultura, la historia, o la lengua para su defensa, y construir en base a ello un discurso político e ideológico, pero, ahora bien, ante la desinformación, la toxicidad, la manipulación y la mentira, se debe actuar. Al igual que cuando se sobrepasan los límites constitucionales se debe responder con la fuerza del Estado de Derecho.

“Sin independencia moral e intelectual, no hay ningún anclaje para la independencia nacional”

David Ben-Gurion

Publicado por El hermanastro de Sabino Arana

Reflexiones de un maketo

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