Las desgracias nunca vienen solas y a la descontrolada expansión (otra vez) del coronavirus por España ha habido que sumarle el dichoso temporal. ‘Filomena‘ ha vuelto a sacar lo peor de la sociedad española. Ese ansia guerracivilista de polarizar todo, hasta lo absurdo, que el 15M se encargó de resucitar.
Durante estos días hemos visto como los políticos se culpaban entre sí de que hubiera nevado, nada más y nada menos.
Lo peor no es el circo al que nos tienen acostumbrados, al que siempre hemos de mirar como una representación teatral valleinclanesca. Lo más triste es que la borreguil ciudadanía patria entre al trapo una vez más.
En esa sed continua de enfrentamiento la derecha e izquierda social, política y mediática se ataca intentando atribuir a su adversario una culpa inexistente de un problema incontrolable.
‘Filomena’ ha causado numerosos estragos aún habiendo previsto el temporal. ¿Quién tiene la culpa? Pues nadie. Ni Narciso, Ni Ábalos ni pequeño-marlasca, ni, por supuesto, Almeida o Ayuso, la puching ball preferida de los zurdos.
Tanto a unos como a otros podría entrarles en la cabeza que vivimos en España y no en Siberia. No estamos preparados para algo así porque si pasa como el cometa Halley no tiene sentido alguno destinar dinero a paliar los efectos de un temporal de estas magnitudes. Aunque a los políticos de izquierda especialmente les cuesta entenderlo, el dinero público se debe invertir, no derrochar.
Llegados a este punto en el que dejo claro que me parece igual de ridículo que el PSOE culpe al PP como lo contrario toca matizar.
El actual desGobierno no defrauda en cuanto a cinismo y jeta se refiere. Ellos son los más interesados en polarizar y politizar un asunto tan blanco (nunca mejor dicho) como los efectos de las nevadas. Y es que la izquierda acaba donde acaban sus enfrentamientos, porque de ideas van justitos.
Señor Ábalos, de usted dependen carreteras, aeropuertos y vías férreas.
Señores de PODEMOS, no hace ni dos años que atacaban a Rajoy por subir el precio de la luz en plena ola de frío. Me ahorro explayarme en calificativos contras ustedes pues sus hechos les definen mejor que cualquier retrato que pudiera dedicarles.
Señor Sánchez, me sirvo de sus palabras, ¿qué coño tiene que pasar para que cambie sus mocasines y su coche oficial por una pala y unas botas? Ni que sea para la impostada solidaridad que demuestran otros.
Señor Marlaska, no postergue la declaración de Madrid como zona catastrófica. Deje a un lado su inherente resentimiento hacia la derecha y piense en los ciudadanos por un día.

Si he reconocido que me avergüenza del mismo modo el comportamiento de unos y otros durante estos días tengo que recalcar la profunda aversión que me provoca el continuo cinismo de este Gobierno.
Cómo acertó Pérez-Reverte al decir que eran inmunes a las hemerotecas, les da todo igual. Hacen sin sonrojarse aquello que criticaban ayer. Mienten con descaro porque saben que la masa que les apoya va a seguir haciéndolo.
En conclusión, la culpa de que nieve no es de nadie. La culpa de las consecuencias es de todos por haber permitido como sociedad alcanzar tal grado de polarización.
Si la politización de una causa tan blanca como es el luchar contra las consecuencias de ‘Filomena’ impide que gobernantes de distinto signo cooperen ente sí…Nada bueno nos espera, que Dios nos pille confesados.
“¡La culpa, querido Brutus, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos que consentimos en ser inferiores“!
William Shakespeare
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2 comentarios sobre “‘Filomena’ o la ola de cinismo polar”