La leyenda del Rey Monje, (Casado del Alisal)
Hoy por fin puedo ofrecerles el primer volumen literario de las numerosas obras que van a pasar por este Rincón. Perdónenme que no empiece por una lectura algo más banal y sosegada. Pero convengo con otros redactores de este rincón que su presencia y verdad es hoy más conveniente y necesaria que nunca ante la constante corriente de desinformación y tergiversación que nos rodea.
El Rey Monje, es una sinopsis redactada por Ángel Delgado y José Damián Dieste Arbués sobre la vida de Ramiro II de Aragón (1086 – 1157). Antes de adentrarnos a contarles esta extraordinaria vida que marcó el destino de mi comunidad, creo pertinente aportar unas nociones adecuadamente citadas y escritas por el Sr. Lambán sobre el origen de mi tierra, Aragón.

Documentos conservados del año 828, designa el conjunto político compuesto, bajo la autoridad de un conde, por los valles de Ansó, Hecho y Canfranc. Del desarrollo de este condado pasará el nombre al reino, cuyo origen de facto se da en 1035.
Tras la incorporación de la Casa de Barcelona a la de Aragón, pactada en 1137 y llevada a cabo en 1150, Aragón será el «cabo principal de nuestra alteza» y «nombre y título nuestro principal», en palabras de Jaime I y Pedro IV: los Aragón y los miembros de su familia se denominan de modo constante y único «Aragón».

Por tal motivo, se llama Aragón al emblema de la familia, que pasará a ser el de muchos de sus territorios: las cuatro barras rojas sobre fondo de oro son el «señal real» de Aragón, de dónde procede el término «senyera» o señera usado en Cataluña, Valencia y otros lugares de la antigua Corona Aragonesa.
«Al ver los cuatro palos de gules sobre oro, a ningún vasallo del rey de Aragón, del conde de Barcelona o del marqués de Provenza se le hubiese ocurrido pensar que aquello era otra cosa que las armas de su señor […] No era algo colectivo, de la tierra o de la patria, sino algo exclusivo, privativo del soberano y de su familia. Estos […] no llevaban tales armas por ser reyes de Aragón ni condes de Barcelona, sino […] por pertenecer al linaje titular, la Casa de Aragón» (A. Montaner, El señal del rey de Aragón, 1995).
El primero en presentarlo en su escudo, bandera, indumentaria y arreos del caballo fue Alfonso II, primer soberano común del Reino de Aragón y de los condados barceloneses. Se discute si son palos heráldicos o meras rayaduras los de un sello de su padre, Ramón Berenguer IV (Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón) que, en todo caso, no los empleó antes de 1150, cuando ya había casado con la futura reina Petronila, y había aceptado al Rey Ramiro II como padre y era, por ello, príncipe de Aragón.
Como pueden comprobar Ramiro II, también apodado el rey monje o el rey campana, fue una figura clave y única en la creación de la Corona Aragonesa, ya que tras la muerte de sus hermanos y aunque a él no le tocase reinar, no quiso dejar el destino del Reino en manos del azar. Y lo hizo con una inteligencia y audacia inusitada.
En el libro II de las meditaciones de Marco Aurelio dice: «cada mañana, bien temprano repítete lo siguiente: seguro que hoy me encuentro con un indiscreto, con un desagradecido, con un insolente, con un mentiroso, con un envidioso o con un disociable. Son así porque desconocen lo que está bien y lo que está mal. En cambio, yo, que he comprendido la naturaleza del bien…» Estas premisas como en tantos otros clásicos hacen ver la maldad y deseo de poder que habita en el corazón de muchos hombres.
En aquella época Alfonso I, apodado el batallador, deja un complicado testamento en manos de distintas órdenes militares, que finalmente fue imposible de llevar a cabo. Tras estos hechos y temiendo una crisis sucesoria, Ramiro II, sabedor de la codicia de muchos de sus coetáneos, decide dejar su puesto como Obispo de Barbastro y se convierte legítimamente en Rey de su pueblo.Ya que sus hermanos mayores habían fallecido sin descendencia y temía una inminente sublevación de otros nobles del reino, por lo que no tuvo otra opción.
Ramiro II, hijo de Sancho I Ramírez de Aragón abandonó por algunos años su carrera eclesiástica para sentarse en el trono aragonés y tener un heredero. Tuvo que hacer frente a los ataques de reinos vecinos, que dieron como resultado la separación del reino de Pamplona de la Corona Aragonesa.Ramiro II se casa por conveniencia engendrando una única descendiente de nombre Petronila. Aunque él ansiaba un hijo varón, aceptó de buen grado a Petronila, ya que su linaje se podría perpetuar tras su muerte.
En un primer momento el rey intento comprometer a Petronila con el heredero Alfonso VII de León, pero poco después el rey García Ramírez de Pamplona se alía con Alfonso VII acorralando a Ramiro II, dejándolo sin apoyos y rompiendo el compromiso matrimonial.
Poco después, Ramiro II se fija en el Conde Ramón Berenguer IV de Barcelona que se disponía a ser aliado de Aragón. Y en 1137 se firma el contrato de esponsales, posponiendo la boda a más adelante ya que Petronila tenía 1 año de edad en aquella fecha y su comprometido 24.
A partir de aquel momento, Ramón Berenguer pasa a ser príncipe de Aragón con el compromiso de tener descendencia con Petronila. También se acuerda que si Petronila fallecía antes que él sin dejar descendencia, él pasaría a ser rey soberano de Aragón. Pero si él fallecía antes que Dña. Petronila, los Condados de Barcelona se anexionarían a la Corona Aragonesa, como finalmente acabo sucediendo.
Ramiro II, con su decisión de abandonar la vida eclesiástica cambio el destino de un reino, gracias a sus acertadas decisiones durante su reinado. La sinopsis contiene detalladamente el transcurso de todos estos hechos, e informaciones de por qué se le apodó el rey campana, entre otras muchas pesquisas.

Siempre se ha dicho que es importante fijarse en lo que ha acontecido en nuestro pasado, para poder comprender verazmente el presente. Ese pasado se encuentra en los libros, que son el verdadero instrumento para descubrir la verdad, y no en tertulias televisivas.
Es una obra que ahonda con profundidad en la raíz de las turbulencias ideológicas que atravesamos en nuestros días con el conflicto secesionista catalán.
Teniendo todo esto en cuenta, recomiendo encarecidamente su lectura, sobre todo para aquellos que se creen tener la verdad absoluta cuando se dirigen a nosotros diariamente en los medios de comunicación.
“El mayor enemigo de los aragoneses son los aragoneses”
Francisco José de Goya y Lucientes
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