Hace escasos días se filtró una noticia que pasmó a todo el panorama taurino. El 2 de mayo se va a celebrar un festival en el coso venteño. Después de que Plaza 1, gestora de la Plaza de Las Ventas, afirmase por activa y por pasiva que era inviable dar toros en Madrid tanto económicamente como sanitariamente, en pocos días se ha fraguado un festejo en el que habrá un 40% de aforo.
Da que pensar. Varios aspectos dan que pensar. Está claro que organizar este festival -el 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid, por si fuera poco- es una estrategia de campaña política de Isabel Díaz Ayuso. Un movimiento sobresaliente por su parte, sin duda, ¿pero como es posible que en pocos días se haya podido organizar este festival si -se supone- se estaba intentando volver a dar toros en Las Ventas como fuese? Quien no vea que algo no cuadra aquí es porque no quiere.
La veracidad de las palabras de Rafael Garrido y Simón Casas, gerentes de Plaza 1, ratificando la imposibilidad de celebrar festejos taurinos hasta al menos después de verano, es nula. Por todos es sabido que nunca hicieron un mínimo esfuerzo en relanzar la actividad taurina en Las Ventas. Da rabia, y no poca. Los aficionados venteños nos sentimos traicionados por los gestores de nuestra plaza. Han mentido sin pudor a los fieles que estamos dispuestos a apoyar como sea la vuelta de los toros al coso venteño.
Aún así, tampoco debemos engañarnos. La Comunidad de Madrid nunca ha puesto fácil la vuelta a los ruedos de Las Ventas. Hasta ahora, claro. Para celebrar un festival el día de la Comunidad de Madrid, a dos días de las elecciones.
Me parece un completa falta de respeto a nosotros, los aficionados, a quienes se nos ha engañado tantos meses para que finalmente se organice un festejo con tanta fluidez burocrática por intereses políticos. Estoy convencido de que, en general, este movimiento de ajedrez le va a aportar miles de votos adicionales a Ayuso, pero los que amamos esto de verdad sabemos que no se han hecho bien las cosas. Ni por asomo.
No voy a mentir. A pesar de todo esto haré todo lo posible para que el 2 de mayo pueda volver a pisar mi plaza, y si puede ser en mi tendido, el “siete”, mejor. El cartel prefiero ni recordarlo, aunque se lo recuerdo a ustedes. Diego Ventura, Enrique Ponce, Julián López El Juli, José María Manzanares, Miguel Ángel Perera, Paco Ureña y Guillermo García -alumno de la escuela taurina de Madrid- configurarán el cartel del festival.
Tampoco me apetece recordar el tipo de animales que veremos sobre el ruedo venteño, que serán novillitos desmochados a los que se les dará un mísero puyazo para que se puedan mantener en pie. Es el precio que hay que pagar por volver a Las Ventas. Lo pagaré. La espera ha sido excesivamente larga.
Iré a Las Ventas el 2 de mayo, pero lo haré pensando en el circo político en el que han querido convertir la vuelta a Las Ventas después de 19 meses de inactividad. Lo haré con un sabor de boca agridulce -más dulce que agrio, que 19 meses son muchos- y con la fe de que esto sea el principio del fin.
Oportunismo. Es la palabra con lo que resumiría todo este esperpento. Oportunismo político que desafortunadamente saldrá rentable. Oportunismo irrespetuoso a quienes hemos esperado pacientemente a que vuelvan los toros a Las Ventas. Oportunismo económico de los gerentes que nunca hicieron un mínimo esfuerzo para volver a dar festejos. Sólo saco un aspecto positivo de todo esto: que siente un precedente y vuelvan los toros a Las Ventas paulatinamente.
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