Mis impresiones sobre las elecciones del cuatro de mayo

JOAQUÍN ECHEVERRÍA ALONSO

La cosa más sorprendente de estas elecciones son los malabarismos que hicieron el Ministerio del Interior y Unidas Podemos para exhibir cartas con cartuchos de bala, de las que después de estas elecciones no se habla para nada.

También vimos a los medios de comunicación silenciar las agresiones, de lanzamiento de objetos (incluidos adoquines), para aterrorizar a los seguidores de partidos de la derecha.

Hecha esta relación de marrullerías, creo que hay que estar optimista por qué no consiguieron engañar a nadie, ni torcer el resultado, como ocurrió con el malhadado atentado que costó la vida a 192 personas en los trenes en 2004.

Vimos como la agenda de Pablo Iglesias, que temía que su partido desapareciera en la Comunidad de Madrid, se cumplió. En primer lugar su partido, para mi sorpresa, sigue representado en la Cámara, pese a todos los escándalos que este caballero ha protagonizado.

En segundo lugar durante la campaña, aparte de sus apariciones en los medios, porque en la calle no se lo vio, salvo algunas actuaciones que parecían montajes, tuvo tiempo para negociar su premio a la retribución a las ayudas que el Gobierno de España entregó a los medios de comunicación, para conseguir un puesto espléndidamente remunerado y un púlpito para poder seguir predicando el comunismo y defendiendo a los narco-dictadores, incluso supongo a los perseguidores de los homosexuales en Irán.

Vimos como el partido Más Madrid celebró su éxito, no habiéndose dejado doblegar e integrarse en la candidatura de Pablo Iglesias, al que finalmente casi borraron del mapa.

Hemos visto, lamentablemente, que el “rector Gabilondo” que vuelve a su trabajo habitual, renuncia a recoger el acta de diputado y, finalmente fruto de todo ese maltrato por los suyos, durante la campaña, termina en un hospital con una arritmia. Lo lamento profundamente, tuve ocasión de conocerlo en las Rozas, con motivo de un acto en reconocimiento a la figura de mi hijo Ignacio y, ese día me pareció una persona muy humana y cercana en su trato. Le deseo una pronta recuperación y que se vea libre de la porquería de la política, que creo sufrió.

El estado en el que se encuentra Gabilondo no me sorprende, después de ver que la plana mayor del PSOE se reunió a esperar el resultado electoral sin su presencia, confinándolo en un hotel aparte, como si de un apestado se tratara, parece que ni siquiera se molestaron en visitarlo en el hospital. Todo esto encaja con otras indignidades, como es el expediente de expulsión de ese partido a Leguina y Redondo Terreros.

En cuanto a VOX, en la rueda de prensa posterior a conocer los resultados electorales, con el 99 % de los votos escrutados, creo que se portaron gallardamente, supongo que la procesión iría por dentro, porque entiendo que los resultados que esperaban eran muy superiores. No voy a entrar en la razones, aunque no me resisto a decir que sufrieron el efecto Ayuso.

Por último no soy capaz de valorar el resultado, ni la aparición en el balcón de Génova de los líderes del PP. Estaban exultantes de gozo y tenían muchas razones para estarlo. Habían ganado las elecciones de un modo rotundo y además con el hándicap, que siempre se dijo, que una gran participación ayudaba a la izquierda. Esa participación, y aun más, en un día de diario, fue espectacular. Fueron capaces de movilizar a las personas que temen el atropello a las libertades de los marxistas, y el saqueo de nuestros bolsillos por estos insaciables “pijo-progres”.

Tengo que decir que me dio mucho gusto ver las escenas del balcón y los abrazos de Almeida y Ayuso, les tengo una gran simpatía y todavía un mayor respeto.

Sólo me queda pedir que tengamos suerte y que el nuevo gobierno de la Comunidad de Madrid acierte en el ejercicio de su responsabilidad.