El sanchismo ya estaba pensando en el 2050, repito 2050, pero 29 años antes tuvo una crisis migratoria sin precedentes de la que no pudo evadir responsabilidades ni echar la culpa a nadie. Era un problema que tenía que afrontar y resolver él solo: el sanchismo tenía que hacerse mayor. Era un trago muy duro: un trago de güisqui a palo seco.
Empecemos por algún lado. Todo nace en la decisión del Gobierno de acoger, con identidad falsa, al líder del Frente Polisario –un pieza de los pies a la cabeza– en un Hospital. Razones Humanitarias. Esta decisión fue la gota que colmó el vaso en la relación hispano – marroquí, para que Mohamed VI, rey de Marruecos, diseñara un nuevo formato de la Marcha Verde –1975–, manejando llegadas masivas de madres con bebés y niños y jóvenes, para iniciar una invasión migratoria en la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Sí ya lo sé: ¿por qué con identidad falsa?, ¿por qué España acoge a un sujeto con causas abiertas –genocidio– en la Audiencia Nacional?, ¿por qué discrepancias entre los ministros en cuanto a la acogida? Preguntas. ¿Cuántas crisis más tienen que coger por sorpresa a este Gobierno para adelantarse a alguna? ¿Cuántas crisis tienen que estar descontroladas por este Gobierno para controlar alguna? Otras preguntas.
Qué clase de persona lanza a sus gentes para ajustar cuentas diplomáticas con el país vecino. Lo vivido en la playa de Ceuta es el final del principio de un chantaje o el principio del fin de un chantaje.
En mi último artículo Recuerda recordé que el sanchismo estaba en horas bajas y expliqué que todo tenía un precio. Mientras la Guardia Civil rescataba a bebes del agua, mientras el ejército intentaba parar el chorro masivo de inmigrantes y la legión intentaba cerrar la descontrolada llave migratoria, el sanchismo estaba asistiendo a un crudo baño de realidad. España va camino de la irrelevancia a nivel internacional. Cuanto mayor sea la debilidad del sanchismo, mayor será la debilidad de España. ¡Es el precio, idiota!
No puedes gobernar un país mirando a 1936 ni a 2050, un país se gobierna mirando al presente: a la crisis sanitaria; a la crisis económica; a la crisis migratoria. No estamos ni en la Guerra Civil –siempre la guerra– ni en Futurama. Estamos en los hospitales, en los comedores sociales o en las colas de paro. Estamos en la primavera ceutí. Idiota.
Pd: después del trago de güisqui a palo seco tiendes a intentar mantener el tipo y no balancearte para no caerte de bruces al suelo. Qué más tiene que pasar.
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