Artistas de lo grotesco

Mossos puntura cup

KAY

Si en mi anterior artículo hablaba de lo maltratado que está el Cuerpo Nacional de Policía, en este hablaré de lo mismo, pero con el foco puesto en un cuerpo de seguridad y suceso concretos.

El pasado 25 de mayo, se produjo un desahucio, en Barcelona, que supuso la demostración del cariño que hay en Cataluña hacia las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En este caso, los Mossos fueron los que sufrieron las lindezas a las que nos tienen sometidos, de manera directa o indirecta, un sector de la sociedad catalana a toda España. Ese sector compuesto por lo que usted no sentaría, jamás, en su mesa el día de nochebuena: una pandilla de indeseables.

He de reconocer mi sorpresa por haber llegado hasta aquí sin llamar a estos personajes por “sus nombres y apellidos”, tan sólo estoy utilizando motes. Y es que, qué quieren que les diga, si ya detesto a todo este ejército de anti constitucionalistas por el hecho de ser como son, imagínense tras enterarme de la grotesca obra de arte que han decidido hacer estos “artistas” callejeros. 

Como imagino que ya habrán sufrido considerablemente sus ojos al ver tales imágenes, no voy a robarles más tiempo del necesario explicándoles los acontecimientos. Sí quiero destacar la desvergüenza de los dos diputados casposos de la CUP, quienes viendo lo que estaba pasando, no amarraron a esos salvajes para evitar la desagradable imagen que, tal vez sin darse cuenta, estaban dando de Cataluña al mundo.

Lo que sí voy a tratar y creo que es muy importante, puesto que es el núcleo del problema, es la actuación policial y lo que rodea a sus límites de actuación. Porque en Cataluña, Comunidad Autónoma de España con vasta y hermosa historia, ya no se ven cosas bonitas, de hecho, es el terreno de lo grotesco. Quienes más lo sufren son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, aparte de aquellos pobres civilizados que saben respetar la ley y el orden.

Como imagino que, tal vez, no deben entender mucho del mundo policial, permítanme ofrecerles un dato que les ayudarán a comprender el porqué de la falta de reacción de los antidisturbios aquel día. 

Sabrán seguramente que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado dependen de sus gobiernos autonómicos a excepción del Cuerpo Nacional de Policía, que depende del Gobierno central. Bien pues, por este motivo no pudieron intervenir los Mossos cuando les rociaron con pintura. La premisa que llega de arriba es “aguantar y aguantar” y, cuando ya sea un desmadre lo que vean ante sus ojos, intervenir, pero con cariño, no vaya a ser que lastimen a aquellos que destrozan mobiliario urbano y causan el terror en las calles.

Esto en Madrid no pasa, porque la contundencia es algo que se entiende como premisa cuando se falta al orden en lo más mínimo. Por ello pudimos ver cómo, la manifestación en favor del rapero Pablo Hassel, en Atocha (Madrid), se viese truncada y disuelta antes de tiempo. “Había demasiados antidisturbios” decían algunos, y digo yo: claro simpáticos, es que esta no es una “ciudad sin ley” y aquí se respeta a quienes velan por nuestra seguridad.

Y este es, desgraciadamente, un pequeño y sutil ejemplo de lo que está por venir mientras este gobierno no desaparezca. Porque sí, no respetan al ciudadano ni a la policía. No hay más que ver todas las verdades a las que nos tiene acostumbrado el señor Sánchez Castejón y el detalle de la cinta de correr de Marlaska que compró con dinero público, en vez de dotar a las FFCCSS de chalecos antibalas, que no hay suficientes de dotación y los que hay son malos y, algunos, desfasados. Pero esa es otra historia.


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