RICARDO. OPINIÓN, EL MUNDO 24/06/2021.
En un principio, los indultos causaban enorme pudor si quiera pensar en ellos. Más tarde esa idea se siguió negando, pero se empezó a hacer ver que no sería tan descabellada. Por último, la medida que jamás se tomaría, ósea los indultos, se ha vendido como necesidad extrema y única posible para el país.
España está en manos de un farsante que la ha vendido ni por 30 monedas: ha roto la igualdad de los ciudadanos ante la ley y ha fulminado la separación de poderes: los intereses de Sánchez están por encima del imperio de la ley. La Democracia española no va a mejorar porque sus saboteadores salgan a la calle, sino porque se demuestre que la justicia no es un antojo partidista.
La hoja de ruta del independentismo siempre se mantuvo: amnistía y referéndum de autodeterminación. Nadie dentro de la fantasía catalana aspira a la concordia, como repite sucesivamente Sánchez: “visca la terra”; “amnistía”; “no necesitamos tu perdón”. Es que acaso hacen falta más pruebas: “la independencia es la única solución”. La debilidad del Gobierno es aprovechada por sus aupadores para provocar un cambio de régimen por la puerta de atrás: chantajes vestidos de cesiones como políticas de Estado, con un ligero desprecio al régimen constitucional del 78.
Sánchez quiere construir la España de 2050 con quien, en 2021, quieren destruirla. ¿Cómo modernizar una Constitución con quien está en contra de ella? El sanchismo es el tránsito de épocas a servicio de intereses electorales. Otegui hombre de paz, Junqueras el Nelson Mandela español; son necesarias unas gafas de alta graduación, esperemos que no se visite la óptica que hace esquina con 1936.
Todo está preparado para la fiesta catalana: el himno Els segadors suena a todo trapo; los amigos de celda y de tribuna ya han llegado a la Plaza de la Constitución para ver a Junqueras, que se está frotando las manos, apalear la piñata y coger los caramelos: la legitimación del procés.
A lo largo de nuestra historia democrática ni el Estado ni sus instituciones han estado tan debilitados. Los 4 jinetes del apocalipsis ya cabalgan risueños por la Costa Brava y don Quijote quiere volver a presentar batalla en la misma playa de Barcelona.
Pd: pongan Suspiros de España y acostúmbrense a salir a la calle que la fiesta vasca ya se divisa al horizonte.
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