La magia del acontecimiento

España Eurocopa

KAY

Y es que los grandes eventos surten efecto en muchos sentidos. El ser humano se desinhibe del presente para entrar en una atmósfera irreal, pero hermosamente perfecta. Durará…no sé, ¿lo saben ustedes? De ser así, díganmelo. Y es que todo esto se lo cuento, casi de carrerilla, porque regreso de presenciar un acontecimiento que reúne orgullo y decepción, alegría y tristeza: la eliminación de España en semifinales de la Eurocopa 2021.

Para mí que, tras muchas risas, buena cerveza y una pizza al más puro estilo italiano (válgame, habiendo perdido contra los transalpinos), he llegado a mi casa con sentimientos encontrados, pero ha sido una experiencia fenomenal. Y es que la magia del acontecimiento tiene fuerza, tanta…que me ha forzado a escribir este artículo. Conste que la cama, sexy, fresquita y libre, me esperaba tras un caluroso día de julio y una derrota nacional a las espaldas.

España, no caigamos en el engaño de la derrota, ha dominado y con categoría. Líder en cada pase, obviando los fallidos por la tensión de una semifinal contra la ´Azzurra´. Ha dirigido un encuentro marcado por el buen fútbol y las diferencias marcadas por el esfuerzo y entusiasmo de las nuevas promesas y la legendaria veteranía de quienes ya han vivido esto antes.

Entre jugada y jugada y frente a las 40 pulgadas de televisión que tiene un querido amigo (quien me ha invitado para celebrar y sufrir juntos), aparecían con frecuencia las dos delicias de la casa: ´Luchi´ y Celia. Su presencia y travesuras propias de la edad llenaban la sala y, aunque la pantalla nos tenía acaparados, nos distraían, ¡hasta dos dibujos me he llevado de regalo! Ya les aseguro, que es todo un lujo.

Los minutos corrían, España dominaba y el salón era un jardín de infancia y, mi colega y yo, birra en mano, aquejábamos las decisiones del colegiado; muy blandas, poca amarilla. Seguía el encuentro y con ello la magia del acontecimiento. Las niñas requerían de más atención, cómo obviar a las dos princesas de la casa; imposible. 

Llegó el descanso y con él la pizza. Una carbonara deliciosa, repartida en 8 perfectas y justas porciones templaba las aguas de nuestras emociones encontradas, todo un sin vivir; España dominaba, pero no marcaba. Necesitábamos el gol, la diferencia, y nada. Pedri, Unai Simón, Morata…no sé; todos, todos estaban haciendo un gran partido. 

“Esto va a ser como con Suiza, dominio sin resolución y penaltis”, ¡y cuánta razón! Penaltis. Las niñas y mujer durmiendo, mi colega y yo sufriendo, la pizza y cerveza extintas dieron paso a un par de chupitos. Nuestros cuerpos estaban con la mirada atenta guiando al resto del cuerpo echado adelante como si la televisión fuese un imán para ellos, esperando el milagro. Ese era el cuadro, ni Spielberg hubiese logrado escenificar mejor tal situación.

Y ya…qué les voy a contar, la vida, esa que nos da alegrías y decepciones, ¿verdad? A mí, al menos, me ha podido la magia del acontecimiento y la vuelta en coche sustituyó lo que pudo ser la fusión tras un abrazo por el pase a una final que jamás será pero que pudo haber sido. Y es que, la magia del acontecimiento no requiere de finales perfectos, tan solo de momentos y finales, el ser humano se desinhibe y disfruta, ¿no es eso suficiente?


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