Enaltecimiento del terrorismo y actores solitarios: la quinta oleada del terrorismo moderno

Enaltecimiento del terrorismo y actores solitarios: la quinta oleada del terrorismo moderno

JOAQUÍN ECHEVERRÍA ALONSO Y VÍCTOR VALENTÍN COTOBAL (Vpdte. Asoc. Dignidad y Justicia (DyJ)

Me han invitado a participar en una jornada para dar testimonio como padre de una víctima del terrorismo sobre esta lacra. Introduzco aquí una reseña de la jornada escrita por el director de la misma.

El pasado martes 6 de julio desde DyJ, con la colaboración de INISEG y el mecenazgo de La Fundación de Víctimas del Terrorismo y la Comunidad de Madrid, realizamos una Jornada Internacional Universitaria sobre el enaltecimiento del terrorismo y actores solitarios, un tema que se ha convertido en prioridad en el sector de la seguridad española en los últimos años.

Desde DyJ, que se creó con el objetivo de defender la memoria y los intereses de las víctimas del terrorismo, así como velar por su dignidad y justicia, promover el respeto a los derechos civiles y libertades fundamentales de las personas, especialmente de todos aquellos que sufren cualquier tipo de agresión derivada del terrorismo o de los que permiten estas agresiones, fomentar las virtudes cívicas, fortalecer los valores democráticos y actuar contra todo tipo de discriminación, llevamos años creando espacios de opinión con la participación de reconocidos profesionales para concienciar a la sociedad en la lucha contra el terrorismo y la defensa de sus víctimas.

En un webinar online y de acceso libre, con la asistencia de más de 300 personas, los diferentes expertos expusieron sus opiniones y trabajo. Los ponentes como destacados profesionales mostraron sus análisis y proyecciones sobre este terrorismo moderno que desafía a las democracias más consolidadas.

El evento contó con la participación de Sergio García Magariño; Vanessa de Santiago; Roberto Ruíz Ballesteros;  Joaquín Echeverría; la Comisaría General de Información de Policía Nacional; la Jefatura de Información de la Guardia Civil; la División de Antiterrorismo del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) el Proyecto Europeo GARSI-Sahel de la Guardia Civil y la clausura del Consejero de Transportes de la CAM, David Pérez García.

Durante las casi cuatro horas de duración de la jornada aprendimos los diferentes procesos de radicalización y el análisis del artículo 578 del CP, comprendimos lo necesario que es proteger a las víctimas del terrorismo mediante mecanismos institucionales, conocimos el gran trabajo que realizan las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, nos emocionamos, una vez más, con el testimonio de quien ha sufrido la barbarie del terrorismo y profundizamos en el trabajo que desde una Comunidad Autónoma se realiza para proteger las infraestructuras críticas y los medios de transporte ante un posible atentado.

La seguridad total no existe, pero la experiencia adquirida por la Policía y Guardia Civil durante los más de cincuenta años de lucha contra ETA y otros tipos de terrorismo autóctono nos ha hecho, que a pesar de ser un objetivo permanente, alcancemos niveles muy altos de prevención en la lucha contra el terrorismo yihadista.

Victor Valentin Cotobal,

Vicepresidente de DyJ y experto en terrorismo.

https://twitter.com/AsociacinDigni2

Me encuentro hablando de Terrorismo. En realidad, he dedicado más tiempo a este asunto desde la muerte de mi hijo Ignacio Echeverría Miralles de Imperial que hasta ese momento.

Hasta la muerte de Ignacio tuve una gran sensibilidad por los daños que generaba el terrorismo, tanto desde el punto de vista de sufrimiento personal, como desde el punto de vista de deterioro de la Sociedad y también del daño económico que generaba el trastorno en las conductas de las personas, todos nos vimos afectados por ese trastorno.

Hoy estoy especialmente sensibilizado por el peligro que representan los terroristas que actúan de una forma aparentemente espontánea, aunque supongo que todo acto terrorista es fruto de una planificación y de un entrenamiento.

El primer entrenamiento es el auto convencimiento de la legitimidad de la causa a la que se alistan, que justifica la militancia en la causa.

La información necesaria para poder encontrar esas justificaciones está hoy día distribuida por toda la red. Sólo es necesario que personas con una cierta inestabilidad emocional o necesidad de auto afirmación accedan a esa información y encuentren una vía de escape a sus problemas, a sus carencias y a sus necesidades de sentirse de un equipo ganador.

Nuestra sociedad, la Sociedad Occidental, es muy compleja y está compuesta de personas de muy diversa procedencia, de muchas sensibilidades de pertenencia o de sentimientos religiosos y de todo tipo.

La movilidad de personas que se produjo desde finales del siglo XIX hasta nuestros días nos ha convertido en una sociedad muy rica, por sus contenidos multirraciales y multiculturales, todos aportamos algo a esa sociedad y recibimos algo de esa diversidad que enriquece nuestros espíritus, nuestras personalidad y nuestra capacidad de comprensión del mundo.

Pero del mismo modo que considero que esa diversidad de pensamiento y carácter que se genera, deja dentro de ella espacios a rellenar para cubrir las carencias y sensaciones de descontento por aquellos aspectos que no somos capaces de satisfacer sin recurrir a medios extraordinarios.

En toda ideología cuando se busca justificación para ponerla por encima de las demás se corre el peligro de simplificar y por tanto buscar el desprecio de cualquier otra forma de entender la vida. Es fácil que personas que estén pasando por carencias e insatisfacciones busquen en la superioridad de sus identidades el dominio de los demás. En el siglo XX hemos visto monstruosidades con movimientos de desprecio a cualquier cosa que se separaba de los supuestos valores que defendían ciertas ideologías. 

Hubo momentos en que yo pensé que detrás de los estudios de evolución humana y de el concepto de razas, cuando nos decían que había blancos, amarillos, negros y cobrizos yo pensaba que esto era poner en distintos planos a los humanos y que había soportado que occidente colonizara continentes por su supuesta superioridad racial.

Cuando en los siglos XIX y XX la superioridad económica aparente, o no tan aparente de las naciones del norte de Europa dominaban el mundo a mí me parece que había una componente de discriminación racial que llevó a extremos, por ejemplo al nazismo.

El imperio ruso que durante cuatro siglos fue empujando a lo que ellos llamaban tártaros hacia Oriente y fueron cimentando ese imperio dominando extensiones completamente absurdas que aún domina la Rusia blanca también estuvo soportada en origen en la superioridad de la raza Eslava. Hoy no es popular decir estas cosas pero esto fue una doctrina que permitió y aún permite el dominio de ciertos imperios sobre los pueblos dominados.

Occidente en un momento dado da un giro y ese giro nos lleva a que la superioridad ya no es racial, sino que pasamos a defender la bondad del sistema de gobierno democrático, con las imperfecciones que tenga la legislación de cada país. Pero hay unos principios que no se pueden cuestionar. Los derechos humanos declarados como bien universal creo que hoy por hoy son indiscutibles. Aunque muchas veces se disfracen y se sustituya el concepto de libertad individual por la libertad de las organizaciones, es decir la superioridad de los derechos de las colectividades, sobre los derechos de los individuos, lo que me parece inadmisible.

Lo que acabo de expresar es que todavía en un Occidente bastante respetuoso con los derechos de las personas, muchas veces se confunden esos derechos. Hemos podido ver como en España se piensa, se legisla, que tienen más derecho unas organizaciones, lo sindicatos, que viven a expensas de los impuestos de todos a imponer su ley y a evitar que los ciudadanos podamos decidir si trabajamos o nos incorporamos a una huelga. Esta ley que se ha impuesto en España recientemente me parece absolutamente inadmisible y que deslegitima a una sociedad que pretende ser democrática y respetuosa con los derechos de las personas.

Podría parecer que me estoy saliendo del asunto del que estamos hablando, el Terrorismo Islámico que es el principal terrorismo actual en el mundo está basado en la legitimidad que dicen tiene ciertas autoridades religiosas para imponernos su dominio. Esos países siguen una cultura que no se puede llamar decimonónica, porque en el mejor de los casos hay que remontarse al siglo séptimo después de Cristo para entenderla.

Su visión de la hegemonía es patrimonial, es el que ejerce el poder quien permite o delega ese poder superior a los individuos o poderes en los que delega. Es meramente patrimonial. Para poder justificar que unos individuos entreguen su vida a su causa de una forma incondicional es necesario que les prometa algo extraordinario. Se habla, por ejemplo, de las 70 vírgenes para cada noche, no me imagino mayor disparate.

El Terrorismo de ETA prometía bienestar para sus afiliados y de hecho lo fue cumpliendo. Los que fueron terroristas han vivido mucho mejor de lo que les hubiera correspondido por su falta de capacidades y de preparación, eran unos inútiles que se alistaban en una causa en la que obedecían ciegamente las órdenes. Hemos visto como esas sociedades mafiosas que se dedicaron a hacer el mal y a perseguir toda conducta decente para tomar todo el poder, que parecía que tenían ideología marxista, eran apoyados o al menos comprendidos por políticos de derechas, y llamo de derechas a aquellos que defienden la propiedad privada y el patrimonio de sus componentes, que son más bien gentes bien situadas económicamente en esta sociedad y sin embargo entendían el terror y lo justificaban. 

Para mí era horrible y desesperante ver como la Iglesia Católica justificaba y apoyaba a los terroristas y a sus actos y despreciaba a las víctimas del terrorismo. Llegando a decir un obispo, cuando María San Gil fue a pedirle explicaciones por el desprecio de dar oficios religiosos a las víctimas de ETA,  que Dios no había dicho que ese obispo tuviera que ser igual de amigo de todos.

Mi endeble fe se tambaleó, y dejé de ser católico practicante a temporadas.

Una vez establecida mi visión sobre los fenómenos que justifican el terrorismo que en realidad apoya el dominio de la humanidad por una causa legitimada en la superioridad moral, racial o del tipo que sea de unos pocos. Paso a decir que nuestra sociedad ha sido tierra de acogida y tierra de promisión para todos aquellos que quisieron buscar un mayor bienestar y refugiarse en los países en los que las libertades y la consideración a los derechos humanos estaban mayormente implantadas.

Pero una vez establecidas en todo occidente personas de todos los orígenes nos encontramos que muchos no han perdido su cultura tribal, que en ocasiones inevitablemente se convierte en una ideología excluyente y por tanto convocación supremacista.

Nuestros jóvenes, si tienen insatisfacciones y sufren fracasos pueden refugiarse en cualquier movimiento que les hace sentir una identidad con una causa que triunfa.

Si esa afiliación es a la identidad a un equipo de fútbol, en principio la cosa es estupenda, salvo que se integren en grupos de hooligans mafiosos y violentos. Pero es mucho más grave cuando se integran en una causa supremacista basada en criterios religiosos o raciales. Muchos países occidentales han hecho guetos con personas de orígenes foráneos a Europa y esos guetos son un verdadero peligro para la sociedad, puesto que en ellos se puede reclutar con mucha facilidad a personas no integradas en la sociedad que se pueden convertir en activistas de la propaganda y del terrorismo.

La legislación española contempla, o al menos contemplaba que todo aquel que se aliste un ejército extranjero pierde la condición de ciudadano español.

Hemos visto volver de la guerra, que se desarrolló en Oriente próximo, a ciudadanos españoles o a residentes en España que volvieron después de alistarse en un ejército que declaró la guerra occidente y que organizó actos terroristas, por ejemplo el acto en el que perdió la vida mi hijo Ignacio Echeverría Miralles de Imperial. Creo que es gravísimo que algunos países como el Reino Unido hayan acogido a esas personas que militaron en ejércitos que nos declararon la guerra, que se les hayan dado trabajos públicos, para que se integrarán de nuevo en la sociedad me parece inadmisible y ese buenismo que caracteriza a occidente me parece que es un talón de Aquiles horrible, que nos pone en peligro y que no aporta ningún valor a esta sociedad en la que vivimos.

Por último voy a hablaros muy brevemente de lo que creo que son los valores que se deben cultivar en nuestra juventud. Mi hijo Ignacio creo que los tenía tremendamente presentes y que demostró con su vida y su muerte hasta qué punto podría ser ejemplar, ser un modelo para copiar su actitud e inculcar esos valores a los jóvenes.

Cuando Ignacio presencia un acto terrorista en el que en la calle hay carreras huyendo, alborotos, incluso los creados por los megáfonos de la policía, pidiéndole a la gente que se esconda y que desaloje las calles. En un ambiente de pánico y carreras él ve pasar cuatro policías uniformados huyendo y él corre al tumulto, e intenta neutralizar a los terroristas. Su valor es reconocido por las autoridades británicas una y otra vez, con las medallas de los tres cuerpos de seguridad de policía de Londres, la George Medall concedida por la reina de Inglaterra y la medalla de la asociación de altos mandos de las policías de las naciones que integran el Reino Unido. Debo resaltar que los tres cuerpos de policía de Londres nunca habían concedido medallas de forma conjunta hasta esa ocasión, y que los cuerpos superiores de policía del Reino Unido nunca se habían unido todos ellos para conceder sus medallas hasta la ocasión en la que se concede a Ignacio. En esa ocasión se integra la policía de Escocia pese a los problemas que tiene en este momento Escocia de corriente secesionistas.

Isabel II Ignacio Echeverría

Ese era el espíritu de Ignacio, e intentamos ser fieles a él, y su familia lo expresamos ya antes de la aparición de su cadáver.

Ignacio sabía y nosotros lo sabíamos. Como dije la familia de Ignacio lo expresamos, antes de que apareciera su cadáver, que lo importante era la unidad de acción occidental frente al terrorismo, frente a la guerra que nos tiene declarada el fundamentalismo islámico. Antes la humanidad que lo particular, si lo particular es enemigo de la humanidad, o pudiera representar un obstáculo para el bien común. 

Él hace muchos años me dijo que iba a cambiar su apellido, el apellido Echeverría que tanto enalteció con su acción, porque se avergonzaba de tener el mismo apellido que terroristas de la banda ETA, en particular de alguno de los secuestradores de Ortega Lara. Estaba dispuesto a renunciar a su identidad, con tal de apartarse del mal y de los malvados supremacistas racistas.

Hay otro aspecto que quiero exponer del carácter de Ignacio, que creo que es defendible o más bien un ejemplo a seguir. Ignacio se esforzó toda su vida por hacerse un profesional útil a la Sociedad y por tanto útil para sí mismo y para poder ganarse la vida decentemente y estar satisfecho consigo mismo.

Me refiero a su esfuerzo por capacitarse para ser un buen profesional, estudiando una formación relativamente compleja por simultanear dos titulaciones universitarias española y francesa, con la gran cantidad de materia que tenían incluidos esos estudios en un corto espacio de tiempo. Además estuvo estudiando idiomas para de ese modo ser más útil en el trabajo que podía hacer y adquirir un mayor conocimiento, ya que muchas fuentes del conocimiento está escrita en otros idiomas. Llegó a tener un gran conocimiento de inglés, de francés y de alemán que no dejó de estudiar en ningún momento. El último lunes de su vida fue a clase de alemán, que seguía estudiando.

Creo que mucho más importante que lo anterior era su visión de el respeto a sí mismo y el intento de perfeccionar su conducta y sus valores, es posible que haya otros caminos para buscar ese perfeccionamiento y convertirse en una persona de buena conducta permanentemente, respetuoso con los demás. Para ese perfeccionamiento de su persona se apoyó en su Fe Católica, intentando ser bueno y entender a los demás y valorando las conductas que no entendía, haciendo un gran esfuerzo por entenderlas y por no juzgar aquello en lo que creía que se le podía escapar alguno de los aspectos y por tanto su juicio podía carecer de la solidez necesaria cuando creía que faltaban elementos de juicio. Esto lo conozco bien porque en muchas ocasiones discutimos sobre todo en conductas de la Iglesia Católica que a mí me parecían inadmisibles y tuve que escuchar sus razones y comprender lo superficial que soy muchas veces en mis juicios. Ignacio siempre me admitió mi buena intención, aunque muchas veces no compartía mis opiniones y me dejó por caso desesperado, cuando sus argumentos no conseguían calar en la cerrazón de mi mente.

En resumen, en mi opinión, debemos ser muy selectivos con las personas que acogemos en nuestros países, excluyendo aquellas personas que no vayan a ser útiles a nuestra sociedad, o que representan un peligro para la convivencia pacífica y la seguridad de nuestros conciudadanos. El número de personas que los países occidentales acojamos debe estar limitado a la cantidad de personas que podamos asimilar y se deben excluir delincuentes o menores de edad que no sean acompañados por sus familias, dado el peligro de que sean victimas de cualquier tipo de explotación incluyendo la sexual, como está demostrado que existe, o de alistamiento en cualquier tipo de actividad delictiva, incluyendo el adoctrinamiento extremista que pueda conducir al terrorismo.


Publicado por Joaquín Echeverría Alonso

Ingeniero de minas . Aficionado a contar historias más o menos reales.

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