Tras la derrota del partido nacionalista Kuomintag, liderado por Chang Kaishek en una larga guerra civil, el 1 de octubre de 1949, Mao Zedong proclamó la República Popular China.
El maoísmo nació impregnado por las formulaciones del marxismo y por el ansia de poder, la crueldad y pragmatismo, propios de quien se consideraba poeta e intelectual y se atribuía la misión de crear una nueva cultura en China.
Se veía a sí mismo en el papel del superhombre nietzscheano convertido en realidad. Mao era el Hitler oriental. Su Libro Rojo representó un papel similar al del Mein Kampf, de Hitler. Mao era la «fuente de toda la sabiduría» (P. Johnson).
Mao estableció las bases del Estado totalitario Chino. El totalitarismo requiere primero vaciar las mentes para después llenarlas con su pensamiento único. Proyectó su plan sobre los campesinos porque consideraba que «eran pobres y carecían de pensamiento; la gente pobre desea el cambio, ansía la revolución. Una hoja de papel no tiene manchas y así pueden escribirse sobre ella las palabras más modernas y más bellas» (Wilbur Schram). Las acciones para implementar el modelo totalitario se concretaron en:
- Los Comités del partido sustituyeron a los tribunales de justicia.
- Mediante la censura fueron sometidos los medios de comunicación.
- El Partido se convirtió en la encarnación del Estado.
- El Partido sufrió, entre sus miembros, las purgas que Mao consideró necesarias.
- Se potenció el culto a la personalidad de Mao. Así lo expresa el himno:
Por el Este rojo nace el sol
Y surge en China un Mao Tse-tung
La tierra fue colectivizada bajo el lema «La tierra para el que la trabaja». Cinco millones de disidentes fueron muertos; diez millones fueron condenados a campos de trabajo o prisión.
En 1955 nacionalizó la industria y el comercio. En 1958 Mao planteó el «Gran Salto Adelante», que consistía en acometer un plan económico quinquenal en dos años. El «Gran Salto Adelante» provocó la muerte de millones de chinos en una de las peores hambrunas de la historia.
La aplicación de la Revolución Cultural, abordada en 1966, supuso para los enemigos de Mao la persecución mediante sucesivas campañas; se destruyeron templos budistas y estableció una Iglesia católica controlada por el Estado chino e incomunicada con Roma.
Mención especial requiere el campo de la ingeniería mental, denominada en el neolenguaje comunista «reforma del pensamiento». Consistía y consiste en reemplazar la tradicional piedad familiar por la piedad filial respecto del Estado, en tanto que valor moral básico de la nación. La campaña de purificación intelectual llevó a medio millón de maestros, escritores y periodistas a los campos de trabajo y reeducación.
Mao murió el 9 de septiembre de 1976. Le sustituyó Deng Xiaoping, estableciéndose la «economía socialista de mercado». Simplificando irónicamente: un comunismo con Coca-cola. El Partido Comunista Chino siguió y sigue controlando todo el poder.
Las protestas por la falta de libertad culminaron en julio de 1989 en los sucesos de la Plaza de Tiananmén y sus inmediaciones, cuando el Ejército Popular de Liberación disparó indiscriminadamente sobre los estudiantes que se habían concentrado desarmados pacíficamente en la plaza en favor de la libertad y la democracia.
«El reinado de Mao fue un terrible melodrama que a veces degeneró en farsa, pero que, en el sentido más profundo, constituyó siempre una tragedia, pues lo que él puso en escena no fue una representación teatral, sino una gigantesca serie de experimentos realizados con centenares de millones de personas reales, vivientes y sufrientes» (Paul Johnson).
Moraleja: Antes de saltar es prudente desconfiar de las promesas seductoras, asegurándonos de que el salto no conduce al vacío. Acercarse al precipicio, de manera imprudente, favorece las intenciones del desaprensivo para empujarnos a traición. Ha pasado y puede estar a punto de volver a suceder. Muy cerca tenemos a un saltarín, vendedor de grandes saltos. ¡Peligro!
“El comunismo no es un gran ideal que se pervirtió. Es una perversión que se vendió como un gran ideal”
Olavo de Carvalho
“En el capitalismo, el que no trabaja no come; en el socialismo, el que no obedece no comerá“
León Trotski
“Donde hay voluntad de condenar, las pruebas acaban apareciendo”
Mao Zedong
“Un poco de terror siempre es necesario“
Mao Zedong
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