La falacia de la Diada

La falacia de la Diada

¿Cómo es posible que los nacionalistas catalanes hagan una ofrenda floral ante el monumento de Rafael de Casanova, que decía luchar por la «libertad de toda España»?

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

El nacionalismo catalán instituyó la Diada, que se celebra  cada 11 de septiembre,  como el día de la nación catalana, en que se conmemora el momento en que Cataluña recibió el gran agravio nacional que puso fin a su independencia, al ser conquistada por las armas españolas en 1714. 

Comencemos contextualizando el momento para facilitar una mejor comprensión. A comienzos del siglo XVIII se produjo un cambio de dinastía en el trono español. En el año 1700,  al morir sin descendencia Carlos II, deja de reinar la dinastía de Austria o Habsburgo y se establece en el trono de España la dinastía de Borbón, de origen francés, en la persona de Felipe V de Anjou. 

En vida de Carlos II la sucesión se planteó en torno a tres candidatos: Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y María Teresa (hermana mayor de Carlos II); el archiduque Carlos de Austria, nieto de María de Austria, tía de Carlos II;    José Fernando de Baviera, hijo de María Antonia, nieta de Felipe IV, casada con Maximiliano Manuel, elector de Baviera. 

En la Paz de Westfalia de 1648, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años, se había establecido el principio de equilibrio de fuerzas entre las potencias. La sucesión al trono de España se convirtió en un asunto de relevancia internacional debido a que iba alterar el estatus quo europeo. En efecto, la sucesión del archiduque Carlos de Austria  no interesaba a Francia, dado que se formaba un bloque hispano-austriaco; la sucesión de Felipe de Anjou, también  rompía el equilibrio de potencias en Europa, ante una posible alianza hispano-francesa; La tercera opción, José Fernando de Baviera, parecía la menos comprometida, evitando que España se viera de nuevo envuelta en conflictos internacionales. La muerte de este  provocó lo que se  quería evitar. 

Carlos II, tras modificar varias veces el testamento, optó por Felipe de Anjou, incluyendo una cláusula por la cual el trono de España y Francia nunca podrían coincidir en la misma persona, cosa que en principio no agradó a Francia. 

Austria, Inglaterra, Holanda, Saboya, Portugal y los príncipes alemanes formaron la Gran Alianza, en favor del archiduque Carlos, mientras que Felipe de Anjou recibió el apoyo de Francia.  Los españoles se dividieron en favor de uno u otro candidato, defendiendo la causa del que consideraban mejor para los intereses del conjunto de España. Daba comienzo la Guerra de Sucesión.

 En cada bando combatieron entremezclados compatriotas de las distintas regiones. En ningún momento supuso el enfrentamiento entre Cataluña y España,  pues hubo catalanes y castellanos en ambos bandos. 

Felipe V, heredero testamentario del trono, había jurado en 1702 las Constituciones de los reinos españoles, incluido el Principado de Cataluña. En junio de 1705 las oligarquías de Barcelona acordaron con ingleses y austriacos que Cataluña se pasara al bando del archiduque Carlos. Algunas ciudades catalanas se sublevaron contra la élite comercial barcelonesa, en nombre de la libertad de España y de todos los españoles. 

Los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) pusieron fin al conflicto internacional. En ellos se acordaba la renuncia de Francia a la unión de los tronos español y francés y el reconocimiento de Felipe de Anjou como rey de España. La dinastía de Borbón se instauraba en nuestra nación.

El 11 de septiembre de 1714 se produjo el asalto a la ciudad de Barcelona. El día 13 el ejército de Felipe V entró en Barcelona, en el cual formaban soldados procedentes de distintas regiones españolas, entre las que había miles de soldados catalanes.

Los defensores de la ciudad de Barcelona en 1714 lo hicieron a favor de España como ponen de manifiesto las palabras de los dos relevantes protagonistas de la jornada del 11 de septiembre:

  • Antonio Villarroel, jefe militar a cargo de la defensa de Barcelona se manifestó así: «Señores, hijos y hermanos: hoy es el día en que se han de acordar del valor y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra nación. No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos legítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por la nación española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer. Y no será la primera vez que con gloria inmortal fuera poblada de nuevo esta ciudad defendiendo a su rey, la fe de su religión y sus privilegios». 
  • Rafael de Casanova, conseller en cap, a quien los separatistas ponen flores como caudillo de la independencia contra España, ficticiamente perdida en 1714, el día 11 de septiembre de ese año escribió convocando a los barceloneses a defender las murallas de Barcelona: «Se hace también saber que siendo la esclavitud cierta y forzosa, en obligación de sus empleos explican, declaran y protestan a los presentes, y dan testimonio a los venideros, de que han ejecutado las últimas exhortaciones y esfuerzos, protestando de los males, ruinas y desolaciones que sobrevengan a nuestra común y afligida patria, y del exterminio de todos los honores y privilegios, quedando esclavos con los demás españoles engañados, y todos en esclavitud del dominio francés; pero se confía, con todo, que como verdaderos hijos de la patria y amantes de la libertad acudirán todos a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España». Éste es el caudillo independentista al que hoy homenajean los separatistas. Rafael de Casanova fue un español que creía mejor y más libre la España de los Austrias que la de los Borbones, y con ese convencimiento redactó el manifiesto

Rafael de Casanova fue herido en una pierna. Posteriormente se refugió en San Baudilio. A los pocos años fue rehabilitado por Felipe V. Regresó a Barcelona en 1719, donde continuó ejerciendo la abogacía  con total normalidad hasta su muerte en 1743. 

La guerra de Sucesión fue, internamente, una guerra civil entre españoles, jamás fue una guerra de España contra Cataluña.

«Los catalanes consiguieron todo lo que deseaban, porque ni a ellos les faltó cosa por pedir, ni al rey cosa que concederles, y así vinieron a quedar más independientes del rey que lo es el Parlamento de Inglaterra»

Macanaz, testigo de la época, referido al momento en el que Felipe V juró las constituciones del Principado de Cataluña en 1702, antes de que la oligarquía barcelonesa cambiase de bando

«Creí y sigo creyendo en ese proyecto común llamado España y, como me pasa conmigo mismo, a veces estoy orgulloso y a veces no, pero no puedo evitar quererlo»

Antonio Banderas

Publicado por José María Aiguabella Aísa

El Profesor.

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