El ruedo

El Ruedo

ADOLFO GARCINUÑO GIL

El mundo ha sido zarandeado por dos desgracias consecutivas: la pandemia y la guerra de Ucrania. Todas las economías europeas sufren sus consecuencias, pero algunas más que otras.

En Argelia no quieren oír hablar de España ni en Ucrania de Putin. Europa había olvidado el valor de la libertad, de la Democracia, y los ucranianos se lo han tenido que recordar con su resistencia heroica. Europa ha despertado a golpe de misil. Rusia va camino de convertirse en la marioneta de China mientras que Estados Unidos cuenta con el apoyo de la Unión Europea. Los dos campos donde se va a jugar la economía mundial.

España baila a sones de la inflación, los bolsillos del Estado pesan más al mismo tiempo que los de los ciudadanos menos. Los cantos de sirena del sanchismo cada vez son menos tentadores, la gente ya no se tapa los oídos con cera ni pide ser atada al mástil del barco –Odisea–. Una nefasta gestión enfocada a poner etiquetas ha empujado a España al acantilado económico: Sánchez, cuya palabra vale menos que el precio de la gasolina o el de la luz, se ha dedicado a tocar la lira, como Nerón cuando Roma ardía –es leyenda–.

En este ruedo ibérico los chantajes funcionan. Junqueras, vestido de payés, y Otegui, txapela en mano, torean al torito colorado por los dos pitones. A la lidia se ha sumado la nueva promesa marroquí, Mohamed, cuyo pase natural deslumbra a miles de personas, que son usadas como herramienta de presión geopolítica. Mientras tanto Iglesias hace la crónica de la corrida.

El sanchismo quiere meter al canario llamado juventud en una jaula y sólo le dará alpiste si canta; o sea si le vota. El abaratamiento de la educación, antes de pagarlo el futuro de un país, lo sufrirán los jóvenes de las casas más humildes; desaparecen las menciones honoríficas y matrículas de honor.

Cada vez que leemos un libro somos marinos, encabezados por Colón, a bordo de la nao Santa María en busca de la tierra nunca hallada. Los libros pasarán a ser el mejor antídoto –siempre lo han sido– a planes de educación mediocres centrados en forjar identidades colectivas en busca no sé de qué. Don Quijote embistió a un ejército de ovejas y carneros.

A un Gobierno no se le juzga ni por sus intenciones ni por sus promesas, sino por sus resultados. “Recuerda el sanchismo pasará y la Historia lo tendrá que recordar de alguna manera. –Recuerda–.

En este ruedo ibérico estamos condenados a vivir en el teatro del esperpento, pero sin luces de bohemia. O sea España.


Un comentario en “El ruedo

  1. Adolfo me ha encantado,!!!! sencillez comparativa para un perfecto entendimiento, no solo en lo que vivimos sino en lo que vendra.
    Como bien dices…… Habra que tener un libro siempre a mano….. Será lo que nos mantenga libres.
    Ana Mari

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