La primera versión en idioma romance del término «España» apareció en lengua catalana. (Así lo demuestra J.A. Maravall en El concepto de España en la Edad Media.
Oímos hablar de «muchas Españas»: la España constitucional, la España autonómica, hasta de la España plural, de la misma forma que la historia nos habla de la España de los Austria o de la España visigótica. Pero siempre el sujeto es España, como realidad previa o preexistente.
El nombre no es algo vacío, carente de significado. Nos hace percibir un proyecto, unas ideas, un producto, que tocamos cuando pronunciamos su nombre. El nombre de España tiene una permanencia milenaria, cuyo origen inicia y mantiene un proceso de identidad, deriva del nombre romano de «Hispania», con la que designaban a los territorios de la Península Ibérica. Durante la Edad Antigua lo que hoy denominamos España fue un punto receptor de pueblos y civilizaciones: celtas, fenicios, griegos, cartagineses, romanos. De cada uno de estos pueblos podríamos identificar diferentes aportaciones recibidas, aunque de todos ellos la huella más significativa, vista desde hoy, es la recibida de Roma.
Se puede afirmar que ya en la Hispania romana, veremos prefigurada la realidad hispánica como antecedente histórico de España. En efecto, Hispania era únicamente una provincia de Roma, no constituía un núcleo independiente, pero por primera vez sus habitantes pudieron comunicarse y sembrar la semilla de un proyecto común que más tarde será España. En efecto, la lengua, las ciudades, así como las calzadas favorecieron la comunicación entre los habitantes prerromanos, que pudieron entenderse y configurar un proyecto común, del que surgió una sociedad que todavía no era española, pero de la que procederá España. Podemos afirmar que con Roma empezó todo.
El mapa del Imperio romano desaparecido se convierte en un mosaico de reinos germanos, cada uno independiente. Estos reinos que constituyeron Europa tenían en común el hecho de ser cristianos, de ahí que Europa se autodenominara la cristiandad. Uno de esos reinos, el visigodo, constituye la primera realidad de España como nación independiente, hija de la tradición romana y cristiana. España ha conservado su nombre romano, no así Francia (Galia), Inglaterra (Britania), Alemania (Germania). Los reyes visigodos del siglo VII y principios del VIII se denominaron reges Hispaniae (reyes de España).
En el año 711, los musulmanes invadieron la Península Ibérica. En menos de cinco años se hicieron con el control del territorio peninsular. La derrota visigoda fue interpretada por los cristianos del norte como «la pérdida de España». Únicamente las tierras montañosas de los Pirineos y de la Cordillera Cantábrica quedaron fuera de su dominio y en ellas comenzaron los primeros núcleos de resistencia. Un pequeño grupo de hispanovisigodos optaron, frente al Islam dominante, por ser europeos, que en aquel momento era ser cristianos.
A comienzos del siglo VIII, con la invasión islámica de la Península, entramos en la época histórica conocida como La Reconquista, que hay que entenderla como «un proceso de recuperación de algo propio que previamente se hubiera perdido»: la España visigoda, europea, cristiana. La España perdida se convirtió en la España buscada.
La Reconquista no se realizó desde una única iniciativa. Se llevó a cabo desde diversos reinos políticos, en los que el término «España» estuvo presente como referencia a un pasado unido (reino visigodo) que se ha perdido o a un futuro de unidad al que se denominaba el «conjunto de España». Se trató de un proceso de integración por partes.
Todos los cronistas entre los siglos XIII y XV utilizaron la expresión «España» como elemento de unidad de los habitantes de la Península Ibérica. Sancho III el Mayor de Navarra, se intituló Imperator Hispaniae (emperador de España); Alfonso VI de Castilla se autodenominó «rex et imperator totius Hispaniae» (rey y emperador de toda España) como lo fue Alfonso VII de León.
Con la unificación dinástica de las coronas de Castilla y Aragón por el matrimonio de los Reyes Católicos, en 1474, se sentaron las bases de un Estado-Nación moderno, acorde con los principios del Renacimiento.
El 2 de Enero de 1492 finalizó la Reconquista con la toma de Granada. El 12 de octubre del mismo año Colón llegó a América, proyectando el nombre de España a nivel universal.
Desde aquellas fechas se utilizará de forma habitual en toda Europa la expresión «Reyes de España» para referirse a los Reyes Católicos.
«¡Oh, España! La más hermosa de todas las naciones que se extienden desde Occidente hasta la India. Tierra bendita y feliz, madre de príncipes y de pueblos. De ti reciben la luz el Oriente y el Occidente. Tú, honra y prez de todo el orbe; tú, el país más ilustre del globo»
Loa a España. San Isidoro de Sevilla
«Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido»
Oto von Bismarck
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