Dos de Mayo de 1808. El pueblo español defiende su soberanía

Dos de Mayo de 1808

Por qué, para qué y cómo Napoleón quiso adueñarse de España

«Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo se abrirá vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos… caerán las tejas al fondo de los pozos …pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde»

Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

A finales del siglo XVIII España contaba con unos doce millones de habitantes, la mayoría de ideas conservadoras. A pesar de ello, fue el tercer país, tras Estados Unidos y Francia, en llevar a cabo la revolución liberal. Entre otros factores: la invasión francesa por parte de Napoleón; el levantamiento de los españoles contra dicha invasión; la celebración en Cádiz de las Cortes que redactaron la Constitución de 1812 son los hechos que precipitaron, en última instancia, el cambio  del Antiguo al Nuevo Régimen.

Las relaciones exteriores de España durante el siglo XVIII habían estado centradas, fundamentalmente, en la búsqueda de alianzas para defender sus territorios en América frente a Inglaterra. Los Pactos de Familia, suscritos entre los Borbón, que reinaban en España, y sus parientes que lo hacían en Francia, constituyen el eje de la política exterior española entre 1730 y 1783. 

En España, Carlos IV inicia su reinado un año antes de que estalle la Revolución francesa (1788). El personaje clave en las decisiones políticas de su reinado fue Manuel Godoy, cuyas medidas en política internacional siguieron esta secuencia:

  • En 1789 estalló la Revolución Francesa, que llevó al monarca Luis XVI hasta la guillotina. El pánico se extendió entre las monarquías europeas. España declaró la guerra a la Francia revolucionaria, que terminó con la Paz de Basilea. 
  • Restablecidas las relaciones tanto con el gobierno moderado, que sucedió al «periodo del terror», como en los acuerdos con Napoleón, Godoy se someterá a los intereses de la política exterior francesa. Los dos Tratados de San Ildefonso (1796 y 1801) con Francia  condujeron a sendas derrotas de la flota española ante Inglaterra en el cabo de San Vicente y en Trafagar.
  • Napoleón decidió invadir Portugal, tradicional amigo de Inglaterra, enemiga de Francia. A tal fin, acuerda con Godoy en el Tratado de Fontainebleau (1807), que España dejaría pasar a las tropas francesas por su territorio en dirección a Portugal, el cual sería repartido en dos partes, una para Francia y otra para Godoy.   

Las tropas de Napoleón, con el beneplácito de las autoridades, penetraron  en España y comenzaron a ocupar las principales ciudades. La familia Real y Godoy, se encontraban en Aranjuez, donde se  produjo, entre los días 17-19 de marzo de 1808, un motín popular, que promovido por los partidarios del príncipe, Fernando,  provocó  la caída de Godoy y obligó a Carlos IV a abdicar en su hijo. 

Padre e hijo aceptaron la mediación de Napoleón para resolver su enfrentamiento por el trono. Napoleón, tras atraerlos a la ciudad francesa de Bayona, consiguió convencer a Fernando para que devolviera el trono a su padre que, previamente engañado, había puesto el trono de España en manos de Napoleón, el cual tras retener a ambos monarcas en Francia puso en el trono español a su hermano José Bonaparte,  José I, apodado en Madrid como Pepe botella

Fernando VII, antes de partir hacia el engaño de Bayona, constituyó una Junta Suprema de Gobierno, la cual siguiendo las órdenes recibidas no ofreció resistencia al lugarteniente napoleónico. Cuando las evidencias de lo que sucedía aumentaron, optó por dejar hacer a los franceses en manifiesta dejación.

El pueblo de Madrid supo descubrir que las autoridades oficiales españolas estaban en fuga y que la patria estaba entregada al extranjero. Ese pueblo, supuestamente ignorante, supo ver con claridad lo que estaba sucediendo.

Corría el 2 de mayo de 1808. Desde las primeras horas del día, la masa popular observó cómo,  del Palacio, eran sacados miembros de la familia Real. Grupos de paisanos comenzaron a gritar: “Traición, nos han llevado al rey y se nos quieren llevar a las personas reales”. Vecinos, armarse. ¡Viva Fernando VII!”

Pronto  comenzaron los enfrentamientos de los paisanos contra Rucher, ayudante de Murat y el general Lagrange. Sus armas son elementales: viejos pistolones, palos, cuchillos, piedras, navajas, líquidos hirviendo.Frente al Palacio Real,  en la Puerta del Sol, en el barrio de la Paloma, en el Rastro, en la plaza de la Cebada,  el pueblo se lanza a la batalla contra la caballería francesa. En la Puerta del Sol las tropas francesas a caballo (los mamelucos) son atacadas navajas en mano por el pueblo sublevado.

En el Parque de Artillería de Monteleón, los capitanes Velarde y Daoíz, junto al teniente Ruiz lideran la heroica defensa del cuartel. Entre otros héroes, destaca la figura de Manuela Malasaña y Oñoro, que facilitaba munición a su padre para que disparara contra las tropas francesas, hasta dar su vida.

Está documentada la muerte de españoles de todo tipo y condición desde un esquilador a un profesor de cirugía, un abogado, un cochero, un capellán, incluso hay referencia de un pordiosero etc.  La noche del dos al tres de mayo fueron fusilados en la montaña del Príncipe Pío los apresados en la sublevación del día anterior por decisión de Murat, que publicó una orden para ajusticiar a los que tuviesen armas; a quienes publicasen o vendiesen libros sediciosos; se disolvería a tiros toda reunión de más de ocho personas; cualquier lugar donde se asesinase a un francés sería quemado.

 La reacción popular española fue la no aceptación de la intromisión extranjera. La sublevación contra las tropas francesas, el 2 de mayo, en Madrid, cundió en las demás capitales de provincia. Las autoridades fueron sustituidas por Juntas, que declararon la guerra a los franceses y asumieron la autoridad ante el vacío de poder que se había producido por la retención en Francia de los que consideraban sus reyes legítimos. 

La guerra de la Independencia española no tuvo un carácter revolucionario de inicio, ya que el pueblo español, en su mayoría, defendía su identidad, su religión, su monarquía en el sentido más tradicional, pero de hecho el pueblo estaba aplicando el principio de la soberanía nacional, al otorgar el poder a las Juntas.

Vascongadas y Cataluña estuvieron implicadas en la defensa de su soberanía como   los demás españoles: 

La Proclama de las Juntas Provinciales Vascongadas reunidas en Juntas durante la Guerra de la Independencia en apoyo y fidelidad a la nación española y en lucha contra el invasor francés.«Españoles: Somos hermanos, un mismo espíritu nos anima a todos, arden nuestros corazones como los vuestros en deseo de venganza, y con dificultad contienen nuestra prudencia y patriotismo hasta mejor ocasión nuestros indómitos brazos, ya que quisieran derramar sobre el enemigo la muerte que nuestros generosos pechos saben arrostrar intrépidamente. Aragoneses, Valencianos, Andaluces, Gallegos, Leoneses, Castellanos, etc., todos nombres preciosos y de dulce recuerdo para España, olvidad por un momento este mismo nombre de eterna memoria, y no os llaméis sino españoles…»
Acta de proclamación de independencia con respecto al poder usurpador napoleónico de la Junta Suprema de Cataluña en Gerona el 19 de julio de 1808:«Ninguna clase, ningún estado puede eximir de tomar las armas y organizarse debidamente para repeler la agresión que sufren los derechos del Altar y del Trono, los intereses de la Nación española, su dignidad e independencia.”. 

«A los españoles les gusta renegar de su país y de sus instituciones, pero no permiten que lo hagan los extranjeros»

José Bonaparte

Publicado por José María Aiguabella Aísa

El Profesor.

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