Ya basta

ADOLFO GARCINUÑO GIL

El fin, una presidencia, ha justificado el medio, la venta del Estado de Derecho, y esto no es ninguna metáfora literaria. El principio de igualdad, la separación de poderes y la independencia judicial han sido las siete monedas con las que Pedro Sánchez ha comprado su investidura.

La amnistía no sólo significa el perdón a quienes no han dirimido sus penas con la justicia, también consiste en la asunción, por parte del partido socialista, de su relato, que pone en tela de juicio la labor del más alto Tribunal de Justicia de un país democrático. El futuro de España, que se ha firmado fuera de sus fronteras, a escondidas, siguiendo las directrices de un forajido, está escrito en un chantaje al que Sánchez ha cedido arrojándose el nombre España y de su democracia, pues sólo así puede justificar tal ignominia. La amnistía es el precio que ha tenido que pagar para seguir en su colchón monclovita, soñando con una ley electoral a su antojo. Cuatros años, que son muy largos, en los que las felonías se van a convertir en el orden del día, sino lo están ya, y las espaldas de aquellos que las protagonizarán estarán bien cubiertas, con una abogacía del Estado, una fiscalía General o un Tribunal Constitucional a fin. El expediente de este partido socialista, que ni es obrero ni español, no invita a la esperanza. Todo lo contrario.

Lo que está ocurriendo en España es todo tan esperpéntico que aceptarlo o hacerlo entender a quienes les gusta chupar ruedas de molinos, provoca una indignación que te incita a salir a la calle con una bolsa de silbatos, cuanto menos. Una nación quiere ser destruida por aquéllos cuyo pufo con el orden social y democrático de derecho apesta tanto, que ni ellos aguantan el olor de su propia bilis.

¡Han sido los delincuentes quienes han elaborado la ley para quedar impunes! O estás a favor o en contra. Ya no hay medias tintas, se han acabado.

¿Cuánto futuro está perdiendo España?


ASÍ FLUCTUABA EL PNV: DEL BANDO REPUBLICANO A LOS FASCISTAS EN SANTOÑA

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

«Nosotros con los fascistas, nada de nada»

ElPlural 16 de julio de 2023

Esta declaración fue realizada por el portavoz del Partido Nacionalista Vasco, Aitor Esteban, en el Congreso de los Diputados. La trayectoria histórica pone de manifiesto el oportunismo del PNV en sus alianzas y en la fidelidad a las mismas. Corría el año 1936 cuando el elenco de idas y venidas, en apenas un año, incluidas las traiciones,  cuestionaron  la fiabilidad de este partido como aliado. 

He aquí, una síntesis de su trayectoria en aquel tiempo, que pone de manifiesto, entre otras, no menos contradictorias, las relaciones del PNV con los fascistas. A día de hoy, el acercamiento al fascismo resulta imposible, porque no existe, aunque algunos lo invoquen, sea desde su ignorancia o el interés espurio.  

  1. En la fase previa del Alzamiento de julio de 1936, el PNV observó una actitud de colaboración, más o menos activa, con el golpe. Cuando se diseñaba el plan de acción manifestó su intención de mantenerse neutral, en caso de que fuera un golpe propiciado por una autoridad militar e incluso de participar si era bajo la dirección de instancias civiles tradicionalistas.  
  2. Al estallar la  guerra optaron por chantajear al Frente Popular para obtener un Estatuto. El oportunismo, fruto de los intereses nacionalistas, hizo posible que, un partido tradicionalmente derechista, clerical, burgués, de orden, entroncado con  la oligarquía vizcaína se sumase al Frente Popular compuesto entre otros por un PSOE bolchevizado, anarquistas, trotskistas, Esquerra Republicana de Cataluña, todos ellos en las antípodas ideológicas del PNV. Se trataba de aprovechar la tragedia de la guerra civil para chantajear a uno u otro bando hasta obtener el Estatuto de Autonomía, sin importar los medios utilizados ni la legalidad vigente. Inicialmente, las posibilidades de éxito, dados los recursos de partida con que contaba cada bando, se decantaban hacia el bando republicano. Pudo ser el  motivo  por el que el PNV se adhirió al Frente Popular.
  1. Cuando los vientos se volvieron en contra para el Frente Popular contemplaron la posibilidad de negociar con Franco. La evolución de la guerra hacía cada vez más incierta la victoria del Frente Popular, por lo que, llegado el caso,  la independencia de Euskadi iba a resultar imposible. Mientras que mantenían las apariencias con sus aliados, negociaban con Franco una rendición  por separado, cuyas consecuencias para aquellos resultaría letal. 

A finales de enero de 1937, Franco les hizo llegar las condiciones que imponía para la rendición, que resultaban bastante favorables para ellos en aquellas circunstancias, pero fueron rechazadas, debido a la postura intransigente del Presidente  provisional del Gobierno Vasco, José Antonio Aguirre. 

El 6 de mayo del mismo año, retomadas las conversaciones, se establecen las condiciones para la rendición de Vizcaya, entre cuyos acuerdos consta: la obligación de las autoridades militares vascas de conservar intactas la ciudad y las industrias militares (el gobierno republicano había dado orden de destruirlas en caso de que fueran conquistadas); se les facilitaría la huida a los dirigentes políticos; en el orden político Vizcaya dispondría de una descentralización administrativa. El Lehendakari, Aguirre, que las aceptó en un principio, en seguida cambió de idea, tratando de imponer exigencias a los vencedores, como la supervisión de un país neutral para la entrega de las armas.

  1. A la vez,  trataron de convertir Bilbao en un protectorado inglés en contra de los intereses tanto del bando republicano, en el que supuestamente militaban, como de la unidad nacional. En enero de 1937, siguiendo indicaciones del Presidente del Gobierno vasco, José Antonio Aguirre, se ofreció a Inglaterra el establecimiento de una base militar en Bilbao, siempre respetando los intereses de la  naviera Sota y Aznar, por los servicios que sus oligarcas propietarios prestaban al nacionalismo vasco.  Poco importaba suscribir los pactos más humillantes, con tal que  favorecieran sus propósitos separatistas.  El intento no paso de ser un sueño  fugaz. 
  1. Finalmente se echaron en brazos de las tropas italianas que Mussolini había enviado a combatir con los sublevados, intentando conseguir una carta de Estado Libre Asociado  al gobierno fascista  italiano. El 19 de junio de 1937 los nacionales tomaron Bilbao. Los dirigentes del PNV trataron de salvarse a cualquier precio. Comenzaba la desbandada, hasta el punto de traicionar al gobierno republicano, en cuyo bando supuestamente militaban, acordando a sus espaldas con los fascistas italianos, que actuaban, a su vez, sin contar con su aliado, Franco, la rendición del Ejército de Euskadi a  cambio de protección de sus dirigentes, funcionarios y oficiales, mediante una evacuación por mar. Los nacionalistas habían pactado, a finales de julio, entregarse a los italianos, indicándoles por donde debían atacar al ejército republicano. El 26 de agosto, los italianos tomaron Santoña y los batallones del PNV se rindieron ante ellos. Franco no admitió el pacto y el 4 de septiembre los italianos entregaron a los peneuvistas al bando nacional. 

La cuestión de fondo  es la conducta del PNV hacia sus aliados del Frente Popular, que les habían concedido la autonomía, tolerado las vulneraciones de esta, y defendido Vizcaya a un alto coste en todos los órdenes.

En otro momento podremos continuar con las fluctuaciones que nos llevan a la actual situación, en la cual se han acabado las nueces y le han quitado el árbol.

Finalizo con una cita escrita, en 2005, por J. Díaz Herrera, Los mitos del nacionalismo vasco, que anunciaba la balcanización que hoy nos amenaza:

«El recibimiento dispensado al lehendakari vasco, Juan José Ibarretxe en el Palacio de la Moncloa el 26 de julio de 2004 con la ikurriña ondeando en la escalinata del edificio presidencial, a la misma altura que la enseña nacional, fue todo un síntoma de los tiempos que se avecinaban. Con José Luis Rodríguez Zapatero oficiando de maestro de ceremonias y dando a su visitante el tratamiento casi de un jefe de Estado, se ponía en marcha un proceso que amenazaba con el suicidio de España».

««Cuando se quiere la paz al precio del deshonor se obtiene el deshonor, pero no se consigue la paz»

Winston Churchill

El entierro del balompié

IVÁN CANTERO

No, si al final, tras muchas semanas esquivando las balas, voy a tener que escribir un artículo sobre el largo velatorio en que vivimos tras la muerte del fútbol español. El femenino, sí, pero al masculino lo acecha la parca en cada esquina, no se va a ir de rositas; y lo seguirá pronto el resto, porque el objetivo es acabar con uno de los mayores puntales del ocio masculino, un continente salvaje e ingobernable (y por ello, especialmente molesto) que representa lo poco que le queda ya a la decadente Europa occidental, una vez ha renunciado a todo su herencia cultural e intelectual, empezando por la religión.

El inicio de la demolición es una cuestión en disputa, pero en cualquier caso de aspecto puramente liberal. Podría ser la doctrina de la famosa Ley Bossman, que eximió a los jugadores comunitarios de ocupar “plaza de extranjero” en las ligas profesionales, terminando por arruinar el cariz tradicional y vertical del deporte: ya no había límite para que el grueso de las canteras de los ricos (reducidas a mera obra social) alimentasen las plantillas de los clubes pobres de todo el continente, en los que a su vez subrogaban la penosa tarea de la búsqueda de talento. También está la tecnificación, muy ligada a la cuestión anterior, pues la inversión en mejorar la condición física de los jugadores nacidos en Europa hizo quebrar a Brasil (o el resto de Hispanoamérica) como potencia exportadora de futbolistas, que hasta en la clase media eran apreciados por sus capacidades innatas de origen genético… Salvo casos aislados, todo quedaba en casa.

Cuando Inglaterra exportó la moda de gestionar los clubes como si fuesen empresas, aquellos heredaron las miserias de estas: desde fuera parecen gobernadas por genios de talento inimaginable, cuando más bien son simples truhanes oportunistas que compraron buenos contactos en un MBA, luchando año a año por su bonus. Del mismo modo que regalaron en pocos años nuestra soberanía industrial a China, convirtiéndola en una superpotencia a la que hoy besamos los pies para no morirnos de hambre, vendieron el fútbol europeo a un rufián que lo explota en los burdeles de Shanghai, Doha o Riad: primero esparcieron los partidos de cada jornada para que no se solapasen y diesen mejor gusto a los nuevos paganos del deporte, para luego permitirles quedarse con algunos clubes y reírles la gracia de hacer competencia económica desleal a los demás. El fútbol aguantó durante un tiempo el embiste, pues los jugadores todavía valoraban lo romántico del pedigrí, en este deporte los galones amedrentan y ayudan a ganar partidos; pero a las siguientes generaciones tanto les da quien les pague con tal que sea mucho, ya no se le escapa ninguna estrella a los clubes drogados con petrodólares. Terminaron por vender la organización del mundial al mejor postor y así poner su granito de arena para mover el polo de Europa a algún rincón de Asia, a ver si de una vez y a la fuerza aceptamos la miseria burocratizada por el Estado como forma de vida.

En paralelo vino lo del fútbol femenino… Está documentado que todo se coció en las ascuas del mundial de Brasil en 2014: con la excusa de fomentar vocaciones, los que mandan pero no gobiernan resolvieron que el fútbol masculino debía ejercer un régimen de protectorado, de modo que el club que no tuviere una sección femenina en división de honor, la crearía mediante la compra de un club que estuviere en dicha categoría; todo para impostar en sociedad que se tratase de una competición inmemorial paralela y equivalente que hasta ahora desconocíamos. Pronto supimos que no se trataba sino de un sacramento nuevo que estábamos obligados a frecuentar, similar al del cine de acción de heroínas o héroes travestidos. A pesar de ser tema recurrente en las hojas parroquiales, el asunto no terminó de interesar demasiado por encontrarse en vías de desarrollo (aunque nadie se atreviese a decirlo por no contradecir públicamente a la jerarquía), por más que se afanasen las beatas. Mientras tanto, las mujeres que entrenan diez horas diarias y ganan competiciones para España en otros deportes seguían tan ninguneadas como siempre, como los hombres que se dedican a lo mismo. Por si no quedase bien claro de qué iba esto, desde el dicasterio para la doctrina de la fe (a veces conocido como Ministerio de Igualdad en lenguaje coloquial), se fomentó que muchas jugadoras distinguidas, más que entrenar, se organizasen en sindicatos verticales y convocasen huelgas regulares de motivaciones extradeportivas, ya fuese para echar al seleccionador (aunque haya ganado el mundial) o reivindicar igualdad salarial, como si en lugar del público, su nómina la pagase el Estado o correspondiese a una responsabilidad deontológica intrínseca de dar patadas al balón. Total, que estaban por defender la prefectura de Irene Montero en lugar de los colores de su club o su país; algo extraño en el mundo del deporte, donde el éxito se construye con trabajo duro y méritos propios, pero muy típico de actividades subvencionadas.

Interesante comentar que lo del pico, más allá de ser otra bolita con la que Sánchez distrae a la población mientras subasta el virgo recosido de España entre los separatistas y el clavo al que trata de agarrarse la ministra de igualdad para no tener que volver a pedir trabajo al padre de sus hijos, constituye el mayor experimento de manipulación social que se ha hecho en el país en mucho tiempo: eligieron la víctima perfecta, pues al ser de la casa (socialista de estirpe familiar) y de costumbres sospechosas, una vez ordenaron prietas las filas para ir a por él, sabían que nadie en la derecha iba a molestarse en defenderlo demasiado; y gracias a las repugnantes burbujas de afinidad de las redes sociales, han conseguido convencer a la mitad de las almas del país de que el beso a Jenni ha sido una especie de violación feudal, a pesar de que los vídeos que han visto evidencien lo contrario, que no hay caso… Pero, además, ha quedado claro quién manda, y que el Gobierno tiene herramientas y poder para aplicar la ley de manera arbitraria, ya sea para condenar a desgraciados sin cargos, sacar de la cárcel a delincuentes o dejar de aplicarla para forajidos. Ya ni se esconden para mangonear y despedir a cargos en instituciones sobre las que no tienen autoridad, como la RFEF, si es que necesitan disimular que las reivindicaciones de las que no quieren ser convocadas en la selección le importan un carajo al grueso de la población; y no tienen recorrido sin su intervención directa. Poco importa, entonces, que nuestro estado se diga democrático.

Cuéntenle; cuéntenle ahora a las niñas y a las chicas que intentan jugar al fútbol porque les gusta que el Gobierno ha convertido su competición en un albañal, que no les habrá aprovechado nada que las mayores ganaran el mundial, que después del bochorno de este verano ya solo van a ir al campo a verlas gentes por pura motivación política… hasta que se aburran; y que Roma no paga a traidores, así que lo mismo las dejan tiradas de nuevo en la cuneta en cualquier momento, cuando alguna intelectualilla escriba un artículo indicando (no sin cierto sentido), que la igualdad y la emancipación de la mujer no se consiguen tratando de emular al varón por miedo a fracasar desarrollando la identidad propia. Los chicos, que cada vez son menos, les dirán en cualquier caso no que ve la pena, que les tocará ir a servir a alguna satrapía, tal vez jugar con cabeza y piernas a cubierto.


DIVIDE Y PERDERÁS II ~Las enseñanzas de la Primera República~

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

«Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡estoy hasta los cojones de todos nosotros»

Estas fueron las palabras que, Estanislao Figueras, su primer Presidente de Gobierno, pronunció justo antes de abandonar el cargo, sin avisar a nadie, tomar el tren y afincarse en París.

«La triste realidad ¿Cuál es? Que España no es un país republicano»

Emilio Castelar (4º Presidente de la Primera República)

¡VIVA CARTAGENA!  Vuelve la burra al trigo.

La nación es la suma de tradición y empresa común, de pasado y proyecto futuro. Cuando se pierde el sentido de ambos y la nación se vuelve contra sí misma, surge la desintegración e incluso el enfrentamiento.  

Han transcurrido ciento cincuenta años desde la instauración de aquella república federal, cuyo nefasto desarrollo debiera, al menos, servir de reflexión a los españoles contemporáneos. Dada la moraleja que puede extraerse del mismo, así como la facilidad con la que olvidamos, parece oportuno abordarla en estos días, en que España puede tomar o tal vez ya lo haya hecho, el camino hacia su propia negación.  Cuando a cambio  de obtener el poder el candidato se pliega a que  sea un prófugo de la justicia quien disponga de la soberanía nacional, estamos asistiendo a la conversión del delito en un espectáculo sórdido.

¿La historia se repite? Lo que resulta indiscutible es que los errores humanos sí que se repiten asiduamente, por desgracia. Si las ideas marcan el camino, la Historia nos proporciona los ejemplos que las ilustran, por vía de hecho. En este sentido, vamos a recordar un periodo de nuestra historia, especialmente convulso, que nos puede mostrar los perniciosos efectos que, sobre la convivencia, tuvo y puede tener la desintegración de la Nación.   

Adentrémonos en la España del Sexenio Democrático o Revolucionario (1868-1874) y especialmente en la I República (febrero 1873 a enero 1874) para ejemplificar los efectos que la pérdida de la empresa común provocó. En un periodo de seis años se sucedieron en España las siguientes etapas: el destronamiento de la dinastía de Borbón, en la persona de Isabel II; un Gobierno provisional del general Serrano; una Regencia del mismo general; una monarquía democrática con Amadeo I; una república federal; una república unitaria; un nuevo Gobierno provisional; un nuevo intento de regencia del general Serrano; una restauración de la dinastía de Borbón, destronada en 1868. ¡Ahí queda eso!

El 11 de febrero de 1873, reunidas las Cortes españolas (Congreso y Senado), bajo la Constitución monárquica de 1869, compuestas mayoritariamente por monárquicos, proclamaron la Primera República. El régimen republicano, fue un eslabón del convulso Sexenio Democrático, que no logró sobrevivir más de once meses, en los cuales se sucedieron cuatro presidentes del gobierno. No dio tiempo a elegir al presidente de la República.

Llegado marzo del mismo año, fueron convocadas elecciones para elaborar una constitución de carácter republicano. Impusieron sus criterios los republicanos partidarios de la organización federal de España, cuyo gran defensor era Francisco Pi y Margall. Los federales estaban divididos en cuanto al modo de implantar la organización federal del Estado: unos, eran partidarios de establecerla desde arriba de manera progresiva, entre ellos Pi y Margall; otros, defendían la instauración desde abajo, con la proclamación inmediata de la soberanía de los cantones como unidades políticas básicas (si se sustituye la palabra cantón por nacionalidad o nación separatista nos situamos en nuestros días)

En junio las nuevas Cortes proclamaron la República Federal, y comenzaron a elaborar un proyecto de Constitución, que nunca llegó a promulgarse, dada la breve duración del régimen. El artículo 1º del proyecto constitucional, establecía que España estaría constituida por diecisiete Estados federados:  Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Puerto Rico, Valencia, Regiones vascongadas. ¿Quién da más?

El sector de los federales que eran partidarios de la proclamación inmediata de los cantones para construir desde ellos y por acuerdos libres la federación que constituiría España, aceleró el proceso. Con anterioridad se habían constituido Juntas Revolucionarias y grupos paramilitares. 

Las ciudades comenzaron a proclamar la independencia, cobrar impuestos y levantar milicias. Llegaron a proclamarse más de treinta cantones. La capital de provincia se separaba de Madrid y las pequeñas ciudades hacían lo mismo con respecto a la capital de provincia. El 12 de julio, Cartagena proclamó su independencia, extendiéndose el movimiento por Levante, Andalucía, Ávila y Toledo, tomando un carácter de federalismo intransigente y de revolución social. El periódico Los Descamisados publicó este texto: «La anarquía es nuestra única fórmula. Todo para todos, desde el poder hasta las mujeres […] ¡Guerra a la familia! ¡Guerra a la propiedad! ¡Guerra a Dios”. La base de la Armada estaba en Cartagena, donde los sublevados capturaron varios buques, llegando a bombardear Almería, incluso le declararon la guerra a Prusia. 

Comenzaron los levantamientos de unos contra otros, por ejemplo: Sevilla se independizaba de Madrid como poder central del Estado, a la vez que Utrera se separaba de su capital provincial, Sevilla; lo mismo sucedió con San Fernando, que se separó de su capital Cádiz; Granada y Jaén se declararon la guerra por una disputa de fronteras; Jumilla se levantaba contra Murcia; Coria contra Cáceres; Betanzos contra La Coruña. En Alcoy las fábricas fueron destruidas por los obreros. En Granada la primera medida adoptada fue imponer una multa a los ricos. En Dos Hermanas (Sevilla) decidieron abolir el Concilio de Trento. 

Fracasado el federalismo, el gobierno presidido por Nicolás Salmerón tuvo que recurrir al ejército para sofocar las insurrecciones cantonalistas, que, unidas a la guerra carlista y a la sublevación de Cuba, sumieron al país en el caos e impidieron acometer tarea constructiva alguna. Cartagena fue sitiada y  cañoneada por la armada española, con un elevado coste en vidas de la población civil; bajo sus ruinas quedó enterrada la República con su constitución no nacida. 

La República se diluyó en su propia incapacidad. Cuando el Congreso trataba de encontrar el quinto presidente en once meses, el general Pavía -que nunca entró a caballo en el Congreso- sugirió a los diputados que se disolvieran, a lo cual accedieron sin oposición. Mientras tanto, Cánovas del Castillo preparaba el regreso al trono de la dinastía de Borbón, que había sido destronada en 1868. El reinado de Alfonso XII daba inicio al periodo conocido como la Restauración, que sucedía al convulso Sexenio. 

Que el lector extraiga la moraleja y la aplique. Historia magistra vitae (Cayo Tulio Cicerón). Hoy, la sofisticada tergiversación mediática, la manipulación del lenguaje, los políticos sin escrúpulos, así como los que no quieren enterarse, unido a la desidia ciudadana, facilitan el proceso disgregador, que está siendo inoculado de manera más amable y placentera que antaño, pero el proyecto es el mismo. Perdido el camino, al menos, conservemos el mapa para poder retomarlo.  ¡Enterémonos  que ya es tarde!

Conclusión: O se cierra a la zorra la puerta del gallinero o se permite a la zorra comerse las gallinas. Ambas cosas,  al mismo tiempo, son imposibles.


La leyenda y la mentira al servicio del odio

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

La raza vasca forma “la nación más noble y más libre del mundo entero”, “raza singular por sus bellas cualidades, pero más singular aún por no tener ningún punto de contacto o fraternidad ni con la raza española, ni con la francesa, que son sus vecinas, ni con raza alguna del mundo”[…]“diríase que en la raza vasca se han perpetuado los caracteres propios de la familia generadora de todos los pueblos”

Sabino Arana Goiri (1865-1903)

Corría el día 31 de julio de 1895, en el que por impulso de Sabino Policarpo Arana Goiri, quedaba constituido el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Los escritos de Sabino, basados en disparates históricos, que en el mejor de los casos, confunden la leyenda con la historia, así como en los del ámbito filológico y antropológico, constituyen una antología de los delirios, inserta en los albores del desbarajuste nacionalista, especialmente en Vascongadas y Cataluña, que desafía a la  unidad de España desde finales del siglo XIX. 

¿Quién es Sabino Policarpo?  Nació en Abando (Vizcaya), el 25 de enero de 1865,  en el seno de una familia naviera acaudalada. La derrota carlista en 1876 sumió a los Arana en una crisis de identidad emocional. 

Inició su educación en Bayona (Francia), adonde la familia había huido en 1873, al descubrirse la implicación de su padre en el contrabando de armas para los carlistas. Después, continuó su formación escolar en el colegio de jesuitas de Orduña. En 1881, contrajo una “tisis galopante”, que le mantuvo convaleciente durante dos años, en los que completó su formación aprendiendo vasco (su lengua materna era el español). Sus primeros pasos nacionalistas los dio en contacto con los inicios del nacionalismo catalán cuando estudiaba derecho en Barcelona. 

En la década de 1870, el proceso de industrialización de Vizcaya había atraído a muchos inmigrantes de otras regiones de España, a los que Arana denominaría despectivamente, maketos.   

Su hermano mayor, Luis, decepcionado por el fracaso del carlismo, achacaba a los inmigrantes la decadencia de la sociedad vasca y afirmaba que vizcaínos y vascos no eran españoles. El domingo de Resurrección de 1882, Luis transmitió sus ideas a Sabino.

Cuando en 1888 murió su madre, Sabino abandonó sus estudios en Barcelona, aislándose en su casa de Albia (Bilbao), donde se entregó a la investigación histórica y filológica, siempre bajo la obsesión por la identidad del pueblo vasco. 

El primer acto nacionalista tuvo lugar en una merienda-cena en el caserío de Larrazábal, en junio de 1893,  con 23 euskalerriacos, cuando Sabino pronunció un discurso en el que afirmaba que:

  • Los vascos habían vivido en un tiempo muy lejano, bajo leyes modélicas, los fueros, que habían desaparecido (tras la derrota carlista en 1876) y había que recuperar.
  • Los males se habían originado en el siglo IX, cuando los vizcaínos, olvidando sus instituciones habían adoptado la forma de gobierno señorial “españolizándose en sus ideales”
  • Vizcaya en el siglo XIX “había sido despedazada por la furia extranjera y expirante, que no muerta, lo cual fuera preferible, sino humillada, pisoteada y escarnecida por España, por esa nación enteca y miserable. La culpa principal corresponde a los vizcaínos inconscientes y renegados” 
  • El lema era: “Jaungoikoa eta lagizarra” (JEL), que significa “Señor de lo alto y leyes viejas”. 
  • Da a su  misión un carácter divino “si ha resonado el grito de independencia solo por Dios ha sonado”.  

LAS PERLAS DE DON SABINO:

Sumido en las más absurdas fantasías concluyó y difundió un elenco de disparates etimológicos, filológicos e históricos. He ahí algunas de ellas, que muestran como carecía de sentido del ridículo:

  • Sabino se adhirió a las leyendas de los orígenes de los vascos, según las cuales estos proceden de la familia de Jafet, uno de los hijos de Noé. Un nieto de éste los habría conducido hasta la Península Ibérica. Otra leyenda, muy extendida, atribuye a un tal Aitor la paternidad del pueblo vasco, que resulta ser una invención de Joseph Augustin Chaho, escritor vasco-francés (1811-1858). Arana da carácter histórico a ambas leyendas.
  • En 1902 publicó varios artículos bajo el título de El baskuence en todo el África.
  • Relata, nuestro protagonista, que al llegar Túbal frente a las costas de España y África exclamó: Alperrik-a, de donde, según Arana, procede África. Entonces envió a los más morenos a poblar África y a los más blancos para poblar España.  
  • Las ciudades españolas habrían sido fundadas, según Sabino, por aquellos vascos: Tarragona, no había sido fundada por Roma (Tarraco), sino por los vascos, que le dieron  el nombre de Charrona, que significa: lo bueno y lo malo. Barcelona, habría recibido, tras su fundación, el nombre vasco de Bart-ze-lo-na, “Feliz sueño de anoche”; Zaragoza, según él, no procedía de la Caesaraugusta romana sino del vascuence Zara gozoa, “eres dulce y agradable”. Lo mismo sucedió con otras como: Lérida, Loe ri da, “Enfermedad del sueño”; Lugo, Lo uko, “negación del sueño”; Huesca, Euaska, “tu pesebre”; Pirineo, Bi ri nao, “estoy entre dos naciones”; Francia, Farre arranzia, “Rebuzno risible”; Río Ebro,  Ibai bero, “río cálido”; Hércules (las columnas), Ercoro, “dedo pulgar”. Podríamos seguir con los orígenes de Ávila, Zamora, Valladolid, Burgos, León…Por supuesto en Oriente las ciudades también eran de origen vasco. Asia, cuyo nombre proviene de Asi-a, “el principio, el origen”, no faltaron ciudades emblemáticas como Alejandría y Jerusalén.  
  • La llegada de inmigrantes de otras regiones de España, debido a  la transformación industrial de Vizcaya, nutrió el discurso nacionalista, haciendo a los maketos (españoles llegados de otras regiones) culpables de todos los males.
  •  “Con esa invasión maketa, -dice censurando a los capitalistas locales- gran parte de la cual ha venido a nuestro suelo por vuestro apoyo (…) estáis pervirtiendo la sociedad vizcaína, pues cometa no es ese que no arrastra consigo más que inmundicia y no presagia más que calamidades: la impiedad, todo género de inmoralidad, la blasfemia, el crimen, el libre pensamiento, la incredulidad, el socialismo, el anarquismo… todo ello es obra suya”. Los trata de malvados, impíos y navajeros, “gentes incultas, brutales y afeminadas”, “vagos por naturaleza” “son nuestros moros”. “El maketo: ¡he ahí al enemigo!, “nuestro dominador y nuestro parásito nacional”.
  • «…La fisonomía del bizcaino es inteligente y noble; la del español inexpresiva y adusta. El bizcaino es nervudo y ágil; el español es flojo y torpe El bizcaino es inteligente para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos […] El bizcaino es laborioso; el español perezoso y vago…».
  •  “La salvación de la sociedad vasca se cifra en el aislamiento más absoluto”.
  • Los vascos son católicos por naturaleza. En cambio, “el pueblo español siempre se ha resistido a la benéfica influencia del catolicismo… siempre ha permanecido irreligioso e inmoral” “España como pueblo o nación, no ha sido antes jamás ni es hoy católica”.
  • Junto a la raza, la lengua era un elemento distintivo clave: “Tanto están obligados los bizacaínos a hablar su lengua nacional, como a no enseñarla a los maketos (…) si nuestros invasores aprendieran el Euzkera, tendríamos que abandonar este”.
  • Arana concluyó: “He aquí un pueblo que, con ser singularísimo entre todos, carece de nombre” en su propio idioma: En español su nombre era Vasconia; el nombre tradicional era Euscalerría, o Euzkelerría (neologismo del siglo XVI); Sabino Arana inventa un nuevo término Euzkadi.
  • En cuanto a la violencia para conseguir sus fines no tiene duda: “la apelación a la sangre cuando la historia lo aconseje”.
  • En 1899 se comprometió con Nicolasa Achicallende, “una sencilla y humilde aldeana”, diez años más joven que él. Su concepto de la mujer queda expresado en las siguientes palabras: “Es vana, es superficial, es egoísta, tiene en sumo grado todas las debilidades propias de la naturaleza humana”. Sabino temía por la pureza racial de su prometida: “Me propuse recorrer todos los libros de bautizados antes de que se hicieran públicas nuestras relaciones”. Cuando comprobó que su prometida atesoraba 126 apellidos euskéricos hizo pública la relación, casándose en 1902.
  • Arana no solo aportó al partido la doctrina, también gran número de símbolos y expresiones de su propia inventiva:
    • El lema JEL (Jaungoikua eta Lagi-zarra) que significa Dios y ley vieja
    • La bandera, derivada de la británica y con simbolismo teocrático, que hoy es la de la autonomía vasca. 
    • El himno.
    • La denominación Euzkadi.
    • Términos vasos como: ikurriña (“lo que se ve”); abertzale (amigo o amante de la raza); gora Euzkadi azkatuta (“arriba Euzkadi suelta”)
    • Cambió palabras para quitarles la raíz latina o inventó otras.
  • Adaptó a sus necesidades ideológicas diversos hechos históricos.  
  • Tal era su desafección, que intentó enviar un telegrama al presidente de Estados Unidos, Roosevelt, felicitándole por la victoria de los Estados Unidos sobre España en 1898 y por la independencia cubana de España, sugiriendo que su apoyo a los rebeldes cubanos debía ser imitado por las potencias europeas con respecto a los nacionalistas vascos. El telegrama, que no fue cursado, le valió un proceso por traición y el ingreso en la prisión de Larrinaga.

Sabino estaba enfermo y a principios de noviembre de 1902 fue absuelto, pero el fiscal recurrió la sentencia, y él se fue a Francia para eludir un nuevo proceso. Regresó en enero de 1903, muriendo el 25 de noviembre a los 38 años. Al final de su vida Sabino se arrepintió de parte de sus ideas más radicales y pidió a sus seguidores que fueran españolistas por el bien de las Vascongadas. Este cambio  de opinión ha sido ocultado por sus discípulos, que exaltaron a Sabino como un santo, llegando a atribuirle milagros debidos a su intercesión. Le designaban como “Maestro” con mayúscula. A su muerte, la armonía entre los vascos y los demás españoles empezaba a romperse, si bien todavía en pequeña medida. 

“Sabino no fue el creador de la leyenda vasca, sino el receptor que la amplificó y lanzó, una vez manipulada por motivos políticos, a todo el País vasco, parte de Navarra…” (R. de la Cierva). 

La evolución del País Vasco, que tan graves problemas ha deparado y tantas desgracias personales ha ocasionado, sin duda procede de la semilla sembrada por Sabino Arana, pero mayor responsabilidad que ella han tenido todos los gobiernos de España, que por acción u omisión han consentido la labor de ingeniería social sin que nadie pudiera oponerse. Hoy, el partido fundado por Arana puede pasar a segundo plano en el poder, en favor de los que otrora les agitaban el árbol para que ellos recogieran las nueces. El que siembra vientos, recoge tempestades.

«En definitiva ¿Quién es el verdadero traidor? ¿El que traiciona a su patria vomitando abominaciones y rencor o el gobernante que deja que este discurso del mal, infecte con su veneno a toda una sociedad sin hacer absolutamente nada?»

J.A. Rojo Pinilla

Cuando en las provincias vascas no había vascos Navarra era el único Reino Vascón

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

Se puede decir, sin miedo a faltar a la verdad, que la cuna de lo vasco propiamente dicho se encuentra en Navarra, y que las actuales tres provincias vascas fueron «vasconizadas» por ella.

El nacionalismo separatista precisa de requisitos para su justificación: una raza superior, una lengua, una cultura y una historia diferente de los pueblos vecinos. Cuando los hechos no ratifican esos requisitos ideológicos, la realidad es modificada para adaptarla al molde nacionalista. En ocasiones, la historia se mutila, prescindiendo de los hechos que molestan o se reescribe al gusto, e incluso se cae en el atrevimiento de inventarla ad hoc. Por ello, nunca está de más repasar la Historia para refutar las «historias» fabricadas para sustento de fantasías tribales.

En ningún momento las Tres Provincias vascas formaron una entidad histórica común ni fueron formalmente independientes con una única lengua, el euskera o vascuence y, por supuesto, oprimidas por España y Francia. 

En la época prerromana, y tras la dominación de Hispania por Roma el único territorio habitado por vascones fue Navarra, con extensión hasta el norte de Aragón, centro de la Rioja y noreste de Guipúzcoa. En las actuales provincias vascas se ubicaban pueblos que no eran vascones: Várdulos, en la actual Guipúzcoa (allí los sitúa Ptolomeo); caristios, que ocupaban la parte oriental,  en lo que hoy son Vizcaya y Álava; autrigones, en el oeste, entre caristios y cántabros.  

Mientras que Navarra, la vasconia originaria, estuvo muy romanizada y experimentó la cristianización –Pompeyo fundó Pompaeluna (Pamplona), el 75 a.C.-  las tierras ocupadas por várdulos, caristios y autrigones escasamente fueron afectadas por la romanización, debido al escaso interés económico que Roma mostró por ellas. Lo que llegaría a ser Vizcaya y Guipúzcoa permanecieron en el paganismo.    

Los vascones, a partir del siglo VI, resisten a los visigodos, nuevos dominadores de  Hispania, tras la caída de Roma, comenzando su expansión por la depresión vasca, hasta entonces habitada por várdulos, caristios y autrigones, así como por el norte de los Pirineos hacia Gascuña y Aquitania (ambas en la actual Francia).  

En el siglo VIII Alfonso I de Asturias impulsó dos marcas (zonas defensivas para proteger las fronteras ante el Islam): En el Oeste, Galicia y en el Este, la formada por Castilla y Álava que, entre los siglos VIII y IX, nacían unidas por la historia, junto con un  idioma universal.  A finales del siglo X e inicio del XI,  las Glosas Emilianenses, pequeñas anotaciones manuscritas en los márgenes de un códice en latín, realizados en varias lenguas: el latín, un romance hispánico y el euskera, constituyen el primer vestigio escrito de nuestra lengua. 

Las relaciones familiares entre los linajes de los reyes astur-leoneses, navarros, así como con el Condado de Aragón fueron frecuentes y contribuyeron a la aproximación entre sí, no sin dificultades.  

Sancho III Garcés (el Mayor), de madre leonesa y abuela castellana, convirtió a Navarra en el reino más importante durante las tres primeras décadas del siglo XI. Reunió bajo su poder: Castilla con Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, llegando a extender sus dominios desde el Condado de Aragón hasta el reino Astur-leonés, acumulando la mayor unidad territorial de los reinos cristianos peninsulares desde la invasión musulmana en el 711. Su testamento dio origen a los reinos de Castilla y Aragón.  

Aunque Navarra ha sido el único reino vascón de la historia, sus reyes se definieron, preferiblemente, con el título de «rey de España». No pretendían fundar un Estado vasco sino reconquistar España. Con frecuencia se utiliza la expresión «España» en las crónicas escritas en el reino de Navarra. 

Los reyes vascones, primero de Pamplona y después de Navarra, decidieron adoptar la lengua castellana, para redactar los documentos oficiales, con anterioridad a que lo hicieran los reyes de Castilla. No fue Castilla la que acabó con el vascuence, sino que fue la opción tomada por los monarcas vascones de Navarra. Las discusiones en las Juntas de las Provincias vascas se realizaban en vascuence o en castellano indistintamente. 

Guipúzcoa se unió a Castilla en el siglo XI por solicitud voluntaria de su Junta General. Los señores guipuzcoanos iniciaron una seria aproximación a Castilla, en 1076, volviendo, brevemente, a la dependencia de Pamplona.  Descontentos con el rey navarro, Sancho el Fuerte, los representantes de Guipúzcoa acudieron al rey castellano, Alfonso VIII, a quien a cambio de que jurase sus fueros y privilegios le aceptaron como su Rey. Pactaron la entrega de la Provincia a la Corona de Castilla (año 1200) «de modo irrevocable y sin limitación de tiempo». La Junta hizo jurar a Enrique IV de Castilla (año 1468) «que jamás enajenaría de su corona a las villas, pueblos […] ni Guipúzcoa entera». En el cuartel superior izquierdo del escudo de Guipúzcoa figura, desde el siglo XVIII, la efigie de un rey de Castilla, sentado en el trono, con los atributos de la realeza como símbolo del Pacto con la Corona.  

Álava, que nació junto a Castilla, estuvo bajo la órbita de Navarra en parte del siglo XI. En 1076 se unió a Castilla, para volver, durante una parte del siglo XII, a la influencia de Navarra, Álava solicitó su unión con Castilla,  en el año 1200, con la exigencia de que los reyes castellanos garantizasen que nunca enajenarían el territorio por ninguna causa. 

Vizcaya, en 1179, prefirió su vinculación con Castilla, desvinculandose de Navarra. Los vizcaínos conservaron sus instituciones, pero con supervisión del rey y una instancia superior castellana, ubicada en Valladolid. El señor de Vizcaya, Diego López de Haro II, fue el principal colaborador político y militar del rey de Castilla, Alfonso VIII. Su colaboración en la batalla de la Navas de Tolosa (1212) manifestó su compromiso con la empresa castellana de la Reconqusita.

El condado de Castilla fue incorporado a Navarra, en el siglo XI, por el rey Sancho III el Mayor, hijo de vasco y asturiana, por cuyo testamento Castilla se convirtió en reino con el hijo de este, Fernando I. Las relaciones familiares del Señorío de Vizcaya con la familia real castellana se sucedieron: María, hija del Señor de Vizcaya, casó con el infante Juan de Castilla; el Señor de Vizcaya, Diego López de Haro V, estaba casado con la hija del rey de Castilla, Alfonso X; Juan I de Castilla, antes de llegar al trono, fue señor de Vizcaya. Desde entonces los reyes de Castilla y de España han sido Señores de Vizcaya.

No es cierto que, desde Juan I de Castilla (s. XIV) hasta hoy, Vizcaya haya sido un «un estado libre asociado» en virtud de un «Pacto formal con la Corona». No hay documento que contenga una prueba de dicho Pacto. (R. de la Cierva). 

Cada una de las provincias vascas tenía sus propios fueros, pero  jamás tuvieron unidad política. Fueros que, a lo largo de la historia, han jurado muchos reyes de España.

La entronización de la dinastía de Borbón no modificó la situación respecto al asunto que nos ocupa. 

Con la invasión napoleónica el pueblo español se alza en armas, utilizando tácticas de guerrilla, con una importante participación vasca, evidentemente, al ser una región fronteriza con Francia. 

La Constitución de 1812 no reconoció, expresamente, los fueros, a lo que los diputados vascos en las Cortes de Cádiz no presentaron especial resistencia. La vuelta de Fernando VII, al concluir la Guerra de la Independencia, supuso la derogación de la Constitución y la confirmación de los fueros.

Las guerras carlistas dividieron a los vascos: no entre españolistas e independentistas sino entre españoles liberales y españoles tradicionalistas. Tras la derrota carlista en la  tercera guerra, los fueros fueron suprimidos; corría el año 1876. Poco después, como compensación a los fueristas liberales, se pondrá en vigor la parte económica de los Fueros bajo la denominación de Concierto Económico.

En 1841, Navarra quedó como provincia foral, con su Diputación, y con autonomía legislativa en materias como derecho tributario, civil y administrativo.

Hasta finales del siglo XIX, con los escritos de Sabino Arana, fundador del PNV, no se había cuestionado la identificación tradicional entre los vascos y España.

La fundación de España, a partir de los reinos cristianos medievales, había sido un proceso de integración por partes. El proyecto de una España culturalmente cristiana y europea se tejió mediante relaciones en los ámbitos: político, de parentesco y matrimoniales que, a pesar de altibajos, conflictos y miserias humanas, culminaron en un destino común.

«El derecho de los vascos consiste en continuar nuestra historia y tradición, no en provecho solamente propio, sino en provecho común de la nación española. Los vascos no han sido nunca otra cosa que españoles». Fidel de Sagarminaga (Bilbao 1830-1894),  líder de la reivindicación foral e Impulsor de la Unión Vasco-Navarra. 
«¡Oh, tierra de mi cuna, de mis padres, de mis abuelos y trasabuelos…, tierra de mis amores, tú eres el corazón de mi alma! Tu mar y tus montañas, Vizcaya mía me hicieron lo que soy; de la tierra de que se amasan tus robles, tus hayas, tus nogales y tus castaños, de esa tierra ha sido mi corazón amasado, Vizcaya mía». Miguel de Unamuno, Vida de don Quijote y Sancho.«Soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio». Miguel de Unamuno,  Paisajes del alma.

Panem et circensis vs Una entrada para el cine. Métodos para mantener al pueblo contento en su miseria

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

Aunque la cronología nos aleja del pasado, a veces con percepción inalcanzable, la naturaleza humana nos aproxima a nuestros ancestrales congéneres hasta la coincidencia. Han cambiado los atuendos, las lenguas, los alimentos, los recursos técnicos, pero el amor, el odio, la soberbia, la humildad, la avaricia, la generosidad, la envidia, el altruismo, el heroísmo, la traición, la solidaridad, el egoísmo, la verdad y la mentira han estado, están y estarán presentes en los intersticios del alma de cada miembro de la sociedad humana. En unos casos para bien, en otros para mal, aunque en general se entremezclan,  en distintas proporciones, unos con otros, de modo que el ser humano, alternativamente, es capaz de lo mejor y de lo menos bueno. 

Las sociedades humanas necesitan organizarse para alcanzar los fines que la polis pretende. La política es una noble y necesaria actividad: el hombre es un animal político, advirtió Aristóteles.

La noble y necesaria actividad política debe estar a cargo de quienes anteponen el espíritu de servicio, que tiende al bien común, a otros intereses espurios.  

Desgraciadamente, lo que debiera ser y lo que es coinciden menos de lo deseable. El encanto seductor que el poder proporciona, aderezado con los halagos y adulaciones que, excitando la soberbia, provocan en el político narcisista el irrefrenable deseo de perpetuarse en su disfrute, utilizando para ello las argucias manipuladoras que, como no puede ser de otra manera, tratan de comprar la voluntad popular para beneficio propio y de sus turiferarios.  Estas maniobras, tan antiguas como la humanidad, se repiten, a lo largo de la historia, con algunos infaustos éxitos.  

Obsérvese la coincidencia de aquellas circunstancias en Roma con las españolas de nuestros días:

«En medio del periodo del emperador Tito, ocurrieron varios hechos: el Vesubio entró en erupción destruyendo Pompeya, una epidemia en Roma produjo que un tercio de la población muriera y un incendio asoló la ciudad durante tres días. El pueblo demostró su descontento con el emperador Tito; sin embargo, éste era audaz para sostenerse y se le ocurrió terminar de construir el Coliseo rápidamente y proclamar su inauguración, que contempló alrededor de 100 días de espectáculos gratis». 

«Los combates en el Coliseo eran salvajes, porque se eliminaban a los enemigos de Roma con luchas a muerte, ejecuciones de desertores, criminales y prisioneros de guerra. El espectáculo también contemplaba peleas entre animales y se cree que alrededor de 9.000 animales fueron sacrificados. Se disfrutaba de batallas navales para tener intermedios en los que se repartía pan y fue allí que el pueblo perdió su memoria y se le olvidaron sus dificultades».

«De esta forma, se ofrecía el pan y entretenimiento al pueblo para proporcionar a su emperador el poder para mantenerse; por medio de esta estrategia distractora, el pueblo romano había olvidado sus derechos y el deber de cuestionar a los políticos romanos, que solo buscaban votos conquistando a muchos por medio del pan, con su populismo acrecentado». Sandra Castillo.

Otro ejemplo: En la España decimonónica se llegaba a comprar un voto a cambio de un puro.

Los caciques eran individuos que, por su poder económico o por sus influencias políticas, controlaban una determinada circunscripción electoral con sus pesebres. Se encargaban, sobre el terreno, de la manipulación electoral. 

El ministro de la gobernación (hoy del Interior) era quien elaboraba las listas de los candidatos que debían ser elegidos necesariamente. 

Los gobernadores civiles (hoy Delegados del Gobierno) transmitían la lista de los candidatos “ministeriales” (que eran los que debían salir elegidos) a los alcaldes y caciques. A partir de ahí, se  ponía en marcha el proceso para garantizar los resultados previstos de antemano. 

El pucherazo consistía en la práctica de trampas electorales para conseguir el objetivo, mediante la compra de votos, falsificación del censo y de las actas de resultados, así como la utilización de la coacción sobre el electorado. Un voto se podía comprar con un puro a la puerta del colegio electoral.  El voto por correo no se podía falsificar porque no existía como hoy. 

En el siglo XXI las tentaciones que acechan al poder son las mismas que en la Roma de Nerón. Nada nuevo hay bajo el Sol. La entrada para el cine, los paseos en Interrail, los bonos, subsidios y dádivas semanales son el equivalente al pan y el circo o al puro, con los que antaño el pueblo era sumido en la estulticia. Por si esto falla, siempre queda el recurso al miedo. Aunque resulte sorprendente, el viejo método sigue resultando útil: para que políticos sin principios puedan obtener beneficio del engaño, es necesario que los gobernados carezcan de memoria.

¿Llegados aquí, el noble pueblo descubrirá las argucias con las que el poder mendaz pretende comprarle el voto, siempre con cargo a la deuda del Estado, que crece sin límite? La factura de las chuches que hoy reparte el poder las pagará, con intereses, el noble pueblo. 

“Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad”
Miguel Delibes
Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje
Aldous Huxley
“Vota a aquel que prometa menos. Será el que menos te decepcione”
Bernard M. Baruch

«El pueblo, del que en otro tiempo dependían el gobierno, la justicia, las fuerzas armadas, todo, ahora se desentiende y sólo desea con ansia dos cosas: pan y circo»

Juvenal

«Una nación de ovejas pronto engendra un Gobierno de lobos»

Edward R. Murrow

Dos de Mayo de 1808. El pueblo español defiende su soberanía

Por qué, para qué y cómo Napoleón quiso adueñarse de España

«Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo se abrirá vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos… caerán las tejas al fondo de los pozos …pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde»

Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

A finales del siglo XVIII España contaba con unos doce millones de habitantes, la mayoría de ideas conservadoras. A pesar de ello, fue el tercer país, tras Estados Unidos y Francia, en llevar a cabo la revolución liberal. Entre otros factores: la invasión francesa por parte de Napoleón; el levantamiento de los españoles contra dicha invasión; la celebración en Cádiz de las Cortes que redactaron la Constitución de 1812 son los hechos que precipitaron, en última instancia, el cambio  del Antiguo al Nuevo Régimen.

Las relaciones exteriores de España durante el siglo XVIII habían estado centradas, fundamentalmente, en la búsqueda de alianzas para defender sus territorios en América frente a Inglaterra. Los Pactos de Familia, suscritos entre los Borbón, que reinaban en España, y sus parientes que lo hacían en Francia, constituyen el eje de la política exterior española entre 1730 y 1783. 

En España, Carlos IV inicia su reinado un año antes de que estalle la Revolución francesa (1788). El personaje clave en las decisiones políticas de su reinado fue Manuel Godoy, cuyas medidas en política internacional siguieron esta secuencia:

  • En 1789 estalló la Revolución Francesa, que llevó al monarca Luis XVI hasta la guillotina. El pánico se extendió entre las monarquías europeas. España declaró la guerra a la Francia revolucionaria, que terminó con la Paz de Basilea. 
  • Restablecidas las relaciones tanto con el gobierno moderado, que sucedió al «periodo del terror», como en los acuerdos con Napoleón, Godoy se someterá a los intereses de la política exterior francesa. Los dos Tratados de San Ildefonso (1796 y 1801) con Francia  condujeron a sendas derrotas de la flota española ante Inglaterra en el cabo de San Vicente y en Trafagar.
  • Napoleón decidió invadir Portugal, tradicional amigo de Inglaterra, enemiga de Francia. A tal fin, acuerda con Godoy en el Tratado de Fontainebleau (1807), que España dejaría pasar a las tropas francesas por su territorio en dirección a Portugal, el cual sería repartido en dos partes, una para Francia y otra para Godoy.   

Las tropas de Napoleón, con el beneplácito de las autoridades, penetraron  en España y comenzaron a ocupar las principales ciudades. La familia Real y Godoy, se encontraban en Aranjuez, donde se  produjo, entre los días 17-19 de marzo de 1808, un motín popular, que promovido por los partidarios del príncipe, Fernando,  provocó  la caída de Godoy y obligó a Carlos IV a abdicar en su hijo. 

Padre e hijo aceptaron la mediación de Napoleón para resolver su enfrentamiento por el trono. Napoleón, tras atraerlos a la ciudad francesa de Bayona, consiguió convencer a Fernando para que devolviera el trono a su padre que, previamente engañado, había puesto el trono de España en manos de Napoleón, el cual tras retener a ambos monarcas en Francia puso en el trono español a su hermano José Bonaparte,  José I, apodado en Madrid como Pepe botella

Fernando VII, antes de partir hacia el engaño de Bayona, constituyó una Junta Suprema de Gobierno, la cual siguiendo las órdenes recibidas no ofreció resistencia al lugarteniente napoleónico. Cuando las evidencias de lo que sucedía aumentaron, optó por dejar hacer a los franceses en manifiesta dejación.

El pueblo de Madrid supo descubrir que las autoridades oficiales españolas estaban en fuga y que la patria estaba entregada al extranjero. Ese pueblo, supuestamente ignorante, supo ver con claridad lo que estaba sucediendo.

Corría el 2 de mayo de 1808. Desde las primeras horas del día, la masa popular observó cómo,  del Palacio, eran sacados miembros de la familia Real. Grupos de paisanos comenzaron a gritar: “Traición, nos han llevado al rey y se nos quieren llevar a las personas reales”. Vecinos, armarse. ¡Viva Fernando VII!”

Pronto  comenzaron los enfrentamientos de los paisanos contra Rucher, ayudante de Murat y el general Lagrange. Sus armas son elementales: viejos pistolones, palos, cuchillos, piedras, navajas, líquidos hirviendo.Frente al Palacio Real,  en la Puerta del Sol, en el barrio de la Paloma, en el Rastro, en la plaza de la Cebada,  el pueblo se lanza a la batalla contra la caballería francesa. En la Puerta del Sol las tropas francesas a caballo (los mamelucos) son atacadas navajas en mano por el pueblo sublevado.

En el Parque de Artillería de Monteleón, los capitanes Velarde y Daoíz, junto al teniente Ruiz lideran la heroica defensa del cuartel. Entre otros héroes, destaca la figura de Manuela Malasaña y Oñoro, que facilitaba munición a su padre para que disparara contra las tropas francesas, hasta dar su vida.

Está documentada la muerte de españoles de todo tipo y condición desde un esquilador a un profesor de cirugía, un abogado, un cochero, un capellán, incluso hay referencia de un pordiosero etc.  La noche del dos al tres de mayo fueron fusilados en la montaña del Príncipe Pío los apresados en la sublevación del día anterior por decisión de Murat, que publicó una orden para ajusticiar a los que tuviesen armas; a quienes publicasen o vendiesen libros sediciosos; se disolvería a tiros toda reunión de más de ocho personas; cualquier lugar donde se asesinase a un francés sería quemado.

 La reacción popular española fue la no aceptación de la intromisión extranjera. La sublevación contra las tropas francesas, el 2 de mayo, en Madrid, cundió en las demás capitales de provincia. Las autoridades fueron sustituidas por Juntas, que declararon la guerra a los franceses y asumieron la autoridad ante el vacío de poder que se había producido por la retención en Francia de los que consideraban sus reyes legítimos. 

La guerra de la Independencia española no tuvo un carácter revolucionario de inicio, ya que el pueblo español, en su mayoría, defendía su identidad, su religión, su monarquía en el sentido más tradicional, pero de hecho el pueblo estaba aplicando el principio de la soberanía nacional, al otorgar el poder a las Juntas.

Vascongadas y Cataluña estuvieron implicadas en la defensa de su soberanía como   los demás españoles: 

La Proclama de las Juntas Provinciales Vascongadas reunidas en Juntas durante la Guerra de la Independencia en apoyo y fidelidad a la nación española y en lucha contra el invasor francés.«Españoles: Somos hermanos, un mismo espíritu nos anima a todos, arden nuestros corazones como los vuestros en deseo de venganza, y con dificultad contienen nuestra prudencia y patriotismo hasta mejor ocasión nuestros indómitos brazos, ya que quisieran derramar sobre el enemigo la muerte que nuestros generosos pechos saben arrostrar intrépidamente. Aragoneses, Valencianos, Andaluces, Gallegos, Leoneses, Castellanos, etc., todos nombres preciosos y de dulce recuerdo para España, olvidad por un momento este mismo nombre de eterna memoria, y no os llaméis sino españoles…»
Acta de proclamación de independencia con respecto al poder usurpador napoleónico de la Junta Suprema de Cataluña en Gerona el 19 de julio de 1808:«Ninguna clase, ningún estado puede eximir de tomar las armas y organizarse debidamente para repeler la agresión que sufren los derechos del Altar y del Trono, los intereses de la Nación española, su dignidad e independencia.”. 

«A los españoles les gusta renegar de su país y de sus instituciones, pero no permiten que lo hagan los extranjeros»

José Bonaparte

La República repudiada por sus Padres

JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

La aportación de estos hombres fue decisiva para el advenimiento de la Segunda República. El Manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República, de febrero de 1931, firmado por los tres, tuvo un importante efecto propagandístico y político. Los rumbos que tomó la república les llevaron a la decepción. 

Gregorio Marañón (1888-1960). Médico, científico, historiador, figura destacada del liberalismo español, cuyas obras han gozado de relevancia internacional. Fundó en 1930, junto a Ortega y Gasset y Pérez de Ayala la Agrupación al Servicio de la República, de gran trascendencia en la instauración del régimen republicano. Fue en casa de  Gregorio Marañón donde tuvo lugar la reunión en la que se tomó la decisión por la que la monarquía cedía su poder al gobierno provisional de la república.

Tras ejercer dos años  como diputado se retiró para dedicarse a la ciencia. Su manifiesta discrepancia con la evolución política, que había sustituido el régimen republicano por una dictadura marxista,  le condujo a comparecer ante un tribunal popular, viéndose obligado, bajo coacción, a firmar un documento en apoyo del gobierno republicano, así como a pronunciar una declaración por la radio del Partido Comunista.

«…Cuando durante cinco meses he tenido que firmar, pistola al pecho lo que querían […]; cuando he tenido que decir por la radio lo que querían, a las doce de la noche, entre fusiles, comprenderá usted que todo lo de los otros me parece una broma. Me acuerdo de aquel Primo de Rivera, dictador, que me encarceló, como de santa Teresita».  

Se refugió con su familia en la embajada de Polonia, consiguiendo huir a Francia en febrero de 1937. Denunció que un gran número de profesores e intelectuales, incluso los tenidos como de izquierda, habían tenido que huir de España por temor a ser asesinados por los rojos. Dedicó a los dirigentes que se hicieron con el control de la república calificativos como: crueles, ladrones, infames, cobardes, desleales, podridos. 

Desde el primer momento apoyó al bando nacional convencido de que era la única alternativa frente al comunismo bolchevique.

« ¡Qué asco, qué asco! Tendremos que estar maldiciendo varios años la estupidez y la canallería de estos cretinos criminales […] Cómo poner pegas, aunque las haya, a los del otro lado […] Horroriza pensar que esta cuadrilla hubiera podido hacerse dueña de España […] »
«Me sabía en peligro. Una mañana leí, en el periódico de Largo Caballero, estas líneas destacadas en letras enormes: Si queréis saber los antecedentes de Gregorio Marañón, buscadlos en las listas fascistas. Era una sentencia de muerte. Esta hoja oficial publica, en efecto, bajo esta forma, sus órdenes de ejecución […]  (febrero 1937 en París).
«Hoy quedan en la España roja exclusivamente los marxistas y sus prisioneros […] Los hombres de izquierda no moscovizados están fuera de España. Muchos no se atreven a decir las razones de su destierro. Pero ninguno quiere volver». (febrero 1937).
«Solo una cosa importa: que España, Europa y la Humanidad se vean liberados de un régimen sanguinario, de una institución de asesinos de cuyo advenimiento, por un trágico error, nos confesamos culpables».   (diciembre 1937, París).
«Con el pretexto del triunfo de las derechas en las elecciones intentaron un golpe revolucionario y netamente comunista para ocupar el poder en 1934 […] La sublevación de Asturias en octubre de 1934 fue un intento en regla de ejecución del plan comunista de conquistar España […] El movimiento comunista de Asturias fracasó por puro milagro. Pero dos años después tuvo su segundo y formidable intento»  (diciembre 1937, París).
En marzo de 1939, a punto de finalizar la guerra escribía Pérez de Ayala:«Horriza pensar que esta cuadrilla hubiera podido hacerse dueña de España. {…] Y aún es mayor mi dolor por haber sido amigo de estos escarabajos; y por haber creído en ellos. ¡No merecemos que nos perdonen!»

Apoyó incondicionalmente al bando nacional. Su hijo, Gregorio, se alistó en el ejército de Franco. En 1942 volvió a España, donde vivió hasta su muerte en 1960.

«Si los rojos (ahora y siempre comunistas, rusos) ganan, yo no volveré a España. Si los otros ganan, con sus defectos y todo, iré».

José Ortega y Gasset (1883-1955). Catedrático de metafísica  de la Universidad de Madrid; Académico de la de Ciencias Morales y Políticas. Fundador de la Revista de Occidente. Elegido diputado al proclamarse la república, fundó con Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala la Agrupación al Servicio de la República. Ortega ocupó un lugar de privilegio en la historia del pensamiento español de las décadas centrales del siglo XX. Había defendido que la monarquía debía desaparecer por el bien de España. 

«¡Españoles, vuestro Estado no existe!¡Reconstruidlo! Delenda est Monarchia» (15 de noviembre de 1930)

Elegido diputado a Cortes Constituyentes, al mes y medio de la proclamación de la República, ya habían ardido iglesias y conventos, lamentó la situación.

«Gentes con almas no mayores que las usadas por los coleópteros han conseguido en menos de dos meses encanijarnos esta República niña y hacerle perder el garbo con que nació».

Como parlamentario se opuso al estado federal y criticó a las izquierdas por su concepción revolucionaria del régimen.

«Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: ¡No es esto, no es esto! La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo». (9 de septiembre de 1931)

En 1932 manifestó por escrito su discrepancia con la nueva Constitución y disolvió la Agrupación al Servicio de la República

Cuando el 13 de julio de 1936 fue asesinado José Calvo Sotelo, a manos de un grupo de guardias de asalto y de matones del PSOE, se escondió con su  familia en casa de su suegro, lo que impidió caer en manos del chequista García Altadell. 

Tras refugiarse en París, sus dos hijos se alistaron en el ejército de Franco. Ortega manifestó a Marañón que estaba arrepentido por haber colaborado en la campaña contra la Monarquía. Tras pasar por París, Holanda y Argentina regresó a España en 1944, dando continuidad a su labor intelectual, hasta su fallecimiento en 1955. 

Ramón Pérez de Ayala (1880-1962). Premio Nacional de Literatura en 1927; Académico de la Lengua; Director del Museo del Prado; embajador  en Londres. Fue el tercer fundador de la Agrupación al Servicio de la República. Feroz antimonárquico, consideró a la familia real española incapacitada genéticamente para dirigir la nación. 

Tras el pucherazo electoral en las elecciones de febrero de 1936, que llevaron al Frente Popular al poder, sufrió tal desengaño por la evolución que había tomado la República, que se apartó de la actividad política. 

Al estallar la guerra pudo huir de España. Instalado en París, defendió al bando nacional y atacó al Frente Popular. Sus dos hijos se alistaron en el ejército de Franco. En junio de 1937, escribió una carta a Franco manifestándole su adhesión y ofreciéndole sus servicios. , En 1938, desde las páginas del periódico The Times, expuso, a los ingleses, su postura frente a la Guerra Española.   

«El respeto y mi interés por la verdad moral me empujan a confesar que la República Española ha constituido un fracaso trágico. Sus hijos son reos de matricidio…»

A punto de finalizar la guerra escribió una carta a su amigo Gregorio Marañón en la que reitera su contrariedad por lo sucedido durante la República.

«Cuanto se diga de los desalmados mentecatos que engendraron y luego nutrieron a los pechos nuestra gran tragedia, todo me parecerá poco […] Siempre los tuve por tontos de babero y brutos estructurales […] lo que nunca pude concebir es que hubiesen sido capaces de tanto crimen, cobardía y bajeza».

Regresó a Madrid en 1940. Tras pasar un tiempo en Argentina, vivió en España hasta su  muerte en 1962.

Se han difundido falsedades frecuentes presentando el exilio de numerosos profesores e intelectuales como perseguidos  del bando nacional, cuando la mayoría huía del Frente Popular, como son, entre otros, los casos de Menéndez Pidal, García Morente, Puig y Cadafalch, Jiménez Díaz, Pio Baroja, Azorín, D’Ors, Salvador de Madariaga, Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna.

Febrero del 23.

ADOLFO GARCINUÑO GIL

A los míos:

Para Azorín la vida era ver volver –Vivir–. En la primera parte del Quijote la sobrina, el ama y sus amigos, el cura Pero Pérez y el barbero Nicolás, vieron como el andante caballero volvió a su hogar apaleado y encantado. Le vieron caído y le vieron levantarse. Volver a levantarse.

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Antonio Machado.

Volver a levantarse significa volver a ver las flores brotar y a los pájaros piar. Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar. Antonio Machado. ​

En aquella habitación sólo hubo muestras de amor y nobles recuerdos.

En memoria de Mariano Gil Navas, que partió a la viña del Señor.


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