Los Rocky Balboa en acción y los de azul sin poder entrar en el cuadrilátero

“Estos días estoy con el curro a tope”, diría un joven trabajador en pleno 2021 y yo también. Estimados… llevo un par de semanas altamente ocupado, y por ello me he olvidado de expresar mi vendaval de sentimientos respecto a los últimos acontecimientos con los ángeles de azul de protagonistas. Al lío.

Como habrán visto ya (llego tarde) un inspector del Cuerpo Nacional de Policía sufrió la furia desmedida de un estulto. Miren, yo estoy hasta los mismísimos de las leyendas que tenemos en el Congreso de los “Disfrutados”. ¿Por qué leyendas y disfrutados? Sencillo: logran repartirse los beneficios con el paso de las legislaturas, cambian cuatro cuestiones de mayor o menos envergadura en cada una y, ¡ale! A disfrutar, que ya se convencerá al españolito de que se es la alternativa a la inmundicia que están viviendo con el rival y así volver a llenarse los bolsillos a costa de la abducida sociedad española.

Primavera ceutí

El sanchismo ya estaba pensando en el 2050, repito 2050, pero 29 años antes tuvo una crisis migratoria sin precedentes de la que no pudo evadir responsabilidades ni echar la culpa a nadie. Era un problema que tenía que afrontar y resolver él solo: el sanchismo tenía que hacerse mayor. Era un trago muy duro: un trago de güisqui a palo seco.

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