Dar testimonio completando aquello que no resulta visible desde la superficie. Eso es, a mi entender, escribir. Contar lo que ves, lo que te rodea, lo que pudo ser pero no fue. La vida y sus múltiples tentativas frustradas. Recopilar pacientemente aquello de lo que se te ha hecho albacea: la memoria, los recuerdos, una inconsolable nostalgia por lo que pasó y desapareció. Ordenar el caos: seleccionando los materiales de la recomposición y otorgando sentido a aquello que no lo tiene; esto es, tratando de plasmar de qué forma otros emprendieron la heroica tarea de existir. Perdiéndose poco a poco en el intento.