La meteorología ha deparado un tórrido y prolongado verano, cuyos precedentes había alejado del recuerdo el transcurso de décadas. Como sucede cada vez que la meteorología aprieta, en uno u otro sentido, el cambio climático, convertido, por la hipérbole en catástrofe climática, es causa recurrente de todos nuestros males, que justifica el castigo merecido, que los políticos nos aplican bajo onerosas disposiciones, dada nuestra culpabilidad por los malos hábitos y costumbres con que gobernamos nuestras vidas.