Orgulloso de nuestros “piolines”

Llevo tiempo sin ofrecerles nada, la vida es maravillosa y caprichosa, me mantuvo ocupado. A ello sumémosle que la pereza llamó a la puerta y abrí encantado -qué le vamos a hacer, ¿verdad? -. Bueno, hoy de piolines va el asunto, el repeinado de la Moncloa vuelve a ofrecer una escena cuanto menos grotesca.

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