El fetichismo “ecolojeta” y la supresión del ser humano

Mientras el «contaminador» concienciado tranquiliza su ánimo, mediante la búsqueda por tiendas e hipermercados de eslóganes, rótulos y etiquetas siempre verdes, la   pseudorreligión «ecolojeta» sigue avanzando con la fuerza que le proporciona el pánico mediático, escenificado  en espectáculos y proclamas ad hoc, a los que se suman las grandes empresas y el Estado. El ser humano «pensante»,  reducido a ser humano «sintiente», deglute con facilidad la almibarada doctrina para «buenistas low cost».   

Enero del 23

23 del año 2000. España resquebrajada de norte a sur, de este a oeste. Este año habrá elecciones y el pueblo decidirá. La decisión de suicidarse o no.

¿Por qué Gibraltar es una colonia inglesa?

Desde mediados del siglo XVII, en la época de Oliver Cromwell las acciones  por parte de Inglaterra, en aras de incorporar Hispanoamérica, se sucedieron.

‘La catástrofe climática’. Qui prodest?

La meteorología ha deparado un tórrido y prolongado verano, cuyos precedentes había alejado del recuerdo el transcurso de décadas.  Como sucede cada vez que la meteorología aprieta, en uno u otro sentido, el cambio climático, convertido, por la hipérbole en catástrofe climática, es causa recurrente de todos nuestros males,  que justifica el castigo merecido, que los políticos nos aplican bajo onerosas disposiciones, dada nuestra culpabilidad por los malos hábitos y costumbres con que gobernamos nuestras vidas. 

Trampa

Al verano le sigue el otoño y éste empieza a pintar los parques de colores ocres. Cae el relente. La vida anda a la redonda -eso dijo Cervantes, abran el Quijote-: a la alegría la sigue la pena, pasando por la tranquilidad y el ajetreo. El día a día, las cosas del comer.

El timo de las banderitas

Tal vez usted, sufrido lector, ha llegado a pensar alguna vez que está fuera de lugar. Las redes  sociales están llenas de perfiles con banderitas que ni le suenan, triangulillos pabajo, lazos de  colorines y todo tipo de símbolos horteras compuestos con emoticonos que facilitan a los  desaprensivos de Silicon Valley o Pearl River Delta la tarea de segmentar a los idiotas que  compartimos contenido en ellas (créame, la inteligencia artificial no da para tanto como  dicen).

La lacra del terrorismo etarra

Se ha escrito mucho sobre terrorismo, particularmente sobre el terrorismo etarra. Este libro, en mi opinión, no es uno más de los que recogen la lacra sufrida por España y por muchos españoles, yo diría por todos los españoles de bien, aunque no todos; muchos separatistas y en particular las familias del entorno etarra disfrutaron de los beneficios de ese terrorismo.

El autor me ha pedido que escriba el prólogo del libro. Lo incluyo aquí porque en él sintetizo como aprecio el contenido de la obra.

Refrescando memorias socialistas

Recientemente, la sentencia sobre el caso de los ERE en Andalucía vuelve a poner, desgraciadamente, de actualidad que la naturaleza del político, bien sea por debilidad o por maldad, cuando dispone de acceso y poder sobre el peculio estatal o ajeno, corre el peligro de extraviarse sustrayéndolo, bien en beneficio propio o con fines partidistas. Tanto en el primer caso como en el segundo, el grado de responsabilidad alcanza idéntico nivel de gravedad, por más que se quiera cínicamente justificar.

El cuento

​El decaimiento del país es un espejismo de la debilidad de quien la gobierna. Sánchez es el dueño de una carnicería podrida instalada en el sectarismo con unas mediocres vistas a la ruina. Su liderazgo consiste en una estúpida huida hacia delante en la que se desprestigia a la verdad: el cuento de la lechera termina topando con la realidad.

¿Desde cuándo existe España? ¿Cómo conservó su nombre?

Oímos hablar de «muchas Españas»: la España constitucional, la España autonómica, hasta de la España plural, de la misma forma que la historia nos habla de la España de los Austria o de la España visigótica. Pero siempre el sujeto es España, como realidad previa o preexistente.

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