El timo de las banderitas

Tal vez usted, sufrido lector, ha llegado a pensar alguna vez que está fuera de lugar. Las redes  sociales están llenas de perfiles con banderitas que ni le suenan, triangulillos pabajo, lazos de  colorines y todo tipo de símbolos horteras compuestos con emoticonos que facilitan a los  desaprensivos de Silicon Valley o Pearl River Delta la tarea de segmentar a los idiotas que  compartimos contenido en ellas (créame, la inteligencia artificial no da para tanto como  dicen).

¡Devolvednos a nuestros héroes!

Siendo sincero, no tenía pensado escribir un artículo como este. Lo más, el comentario de  una película que se me apetecía interesante, contestataria y montaraz para los tiempos que  corren; pero resulta que me encontré con otro engendro insípido y pasteurizado sin muchos  más galones que cualquier otra proyección palomitera en la que se esconden las parejas de  quinceños solo para darse el lote.

España, pueblo guerrero

El español es un pueblo de guerreros, héroes y conquistadores. Nada es más ajeno al imaginario hispano que ciertas figuras hodiernas de importación anglosajona como lo son la del burgués, la del mercader y la del burócrata. Nuestra literatura nace oficialmente con la historia de un guerrero, el Cid Campeador, que, a diferencia de su homólogo francés Rolando, no es de linaje real porque es tan vasallo como aquellos que recibían su historia de labios de un juglar, y por ello lucha por redimir su apellido. Don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor, era un noble y un militar. Lo mismo se puede decir de Jorge Manrique, soldado a semejanza de su padre, a cuya muerte le brindó sus inmarcesibles Coplas. Según Ferlosio, quien –este sí–, a diferencia de su padre era poco sospechoso de patriota, la más alta prosa española de todos los tiempos, la que mejor emplea el recurso de la hipotaxis —el opuesto a la parataxis azoriniana—, es la utilizada en las Crónicas de la conquista de América por Bernal Díaz del Castillo. 

El síndrome de fortunata

Ocurre en todas las instituciones mundanas que una parte nada despreciable de sus afiliados  se enrola en ellas como se refugia uno en la primera cornisa que encuentra al caer un  chaparrón, o bien deslumbrados por un abolengo que quisieran heredar para sí. En cualquier  caso se trata de vocaciones vacías o tibias que cabalgan sobre alguna ambición, pero  demasiado cobardes como para construir su propia cabaña a la intemperie.

Ya vivimos en un metaverso

Medrosos por el predecible ocaso de la primera gran red social del Internet, que ya solo usan activamente los rezagados digitales, sus mandamases han decidido apostar por una aproximación más hiperbólica y triste (asumiendo la predominante dimensión fantoche de este tipo de aplicaciones) que han dado en llamar metaverso. Tan fuerte es el envite que hasta le han cambiado de nombre a la compañía matriz.

Les parece una mierda, pero la consumen

Estaba desayunando hoy, 25 de agosto de 2021, y entre Campurriana y Campurriana…me acordé de haber leído en Twitter (varias veces, además): “El periodismo de hoy en día es una mierda”, “siempre vendiendo humo”, “no saben más que engañar y desinformar”. Entonces, el desprendimiento de la mitad de una de ellas, sobre el vaso de leche, me devolvió al presente, y pensé… “hablemos hoy de hipocresía”. Les parece una mierda, pero la consumen y chupándose los dedos.

Es la polarización

En las últimas semanas se viene avivando una cierta polémica por el hecho de que algunos autores se hayan atrevido a cometer el terrible pecado de expresar opiniones díscolas en según qué foros. El caso más sonado fue el de Ana Iris Simón, que se arrogó a blasfemar contra las cosmovisiones de Pedro Sánchez en el Sanctasanctorum socialista (digo bien para referirme a Moncloa, porque a esta gente le cuesta bastante distinguir entre la actividad de gobierno y la de partido); pero también hubo otros casos notables como el de Daniel Gascón, que a ojos de muchos ensució con sus opiniones sobre los indultos a separatistas una columna del diario El País.

El origen de lo político y las Neuronas espejo

Hasta principios 2007 era el terrorismo de ETA el principal problema y preocupación de los españoles según las encuestas del CIS (44.6%). Y desde esa fecha hasta la actualidad en marzo de 2021 es el paro quien nos quita más el sueño como población (59.8%). A este gran problema le sigue la sanidad en segundo lugar, y la política en el tercero, destacando principalmente por el mal comportamiento de nuestros políticos y la corrupción.

¿Las apariencias engañan?

Estás en Polonia a más de dos mil kilómetros de tu casa. Un día de mucho frío y aún más nieve, haciendo un poco el tonto con tus amigos, te haces daño en la espalda y no puedes ni caminar. Te intentas convencer de que no será nada, pero, por si acaso, decides ir al hospital.

DEMOCRACIA Y ´EUGENTANASIA´ III

En esta tercera entrega seguiremos constatando cómo la ausencia de una correcta orientación ética se termina rebelando en contra de la dignidad humana, cuya administración queda sometida al poder político, al que se otorga la capacidad para concederla o restringirla, en función de criterios utilitarios, cosificando la existencia de la persona en función de sus circunstancias.

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