Lean y serán libres

Lean y serán libres

KAY

Estaba observando el punto rojo de mi purito MEHARI´S, mientras me recreaba en mi terraza con el entorno nocturno en busca de respuestas a preguntas estúpidas, que siempre las hay. Entonces me he acordado de ustedes, algunos me leerán cada vez que publico y otros de rebote, pero oigan algo les une a todos: me leen. Y es por eso por lo que hubiese sido pecado si les tengo mucho más tiempo sin leer algo mío. Al lío.

Como bien sabrán estos días es la Feria del Libro en Madrid, una maravilla. La literatura acapara el protagonismo en el parque más famoso de la capital, grandes y pequeños autores se dedican a firmar sus libros a su fiel público que acude religiosamente cada año en busca de nuevos títulos, algunos simplemente para ojear. 

Porque, ¿qué son los libros sino la escuela más antigua del mundo tras el habla? Y es por eso por lo que se les dedica siempre espacio en la sociedad y tienen tanto protagonismo, aunque me temo que cada vez menos. Durante mi paso, el otro día, por la feria comentaba con mi hermano la barbaridad de libros que se ofrecen, demasiada oferta para una demanda bajísima, ¿es este un problema? Sí y muy grande.

Hay una cuestión importante y es que en esta sociedad hay demasiados “in put” que nos dejan obnubilados y no porque sean bonitos, sino porque son irresistiblemente absorbentes. Y digo nos, porque caemos todos. Los libros han pasado a ser un elemento del que fardan los pocos que son conscientes de su utilidad, y digo fardar porque parece que en una sociedad cada día más agilipollada y analfabeta, el que tiene un libro parece que sale de este fango que cada vez huele peor. Los que siguen en él, conscientes de su ineptitud para abrir un libro y aguantar cinco minutos seguidos leyendo, miran con recelo el gran logro del año 2021: leerse un libro. 

Estoy seguro de que más de uno de los que me están leyendo dirá: “yo leo y mucho”, muy bien, es usted un miembro del último bastión de la lectura en este mundo. Algún joven valiente se une para hacerlo crecer, pero no es suficiente. Por cierto, para el que no lo sepa, el maestro Reverte publica en unos días “El Italiano”, la Feria se llenará y, si las librerías volverán a hacer el agosto, imagínense Alfaguara…

Pérez-Reverte es de los pocos que dirige el último bastión, el célebre escritor sigue siendo inspiración y el claro ejemplo de que el que lee gana en buen criterio, lo que le falta a este país que siempre tropieza con el mismo canto.

¿Recuerdan cuando les hablaba del purito al comienzo? Pues es perfectamente comparable a la sociedad, calada a calada se va desgastando. ¿Saben que ha evitado que lo consuma entero? La necesidad de escribir para contarles todo esto. Si surge esa necesidad es porque previamente lo he hecho y disfrutado, pero para que esto pase hay algo previo y es saber escribir. ¿Cómo soy capaz de hacerlo? Porque he leído, no me he consumido gracias a lo que he leído, lo hago a menudo y aporto lo que buenamente puedo.

Ese purito es la población que si no lee se seguirá consumiendo. En el fango caemos todos (yo el primero), pero es más fácil salir si cultivamos motivos para seguir adelante y ser competentes, algo que nos mueva a seguir y a crecer como sociedad. Algo que nos impida caer en el click fácil, la lectura en diagonal y el voto mal escogido. Forjen su criterio aún más si pueden aquellos que ya están circulando por el carril correcto y aquellos desesperados por la constante desazón de la incompetencia: lean y serán libres.


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