MI PRIMO EL PINACA ~Recuerdos de niñez~

Mi primo el Pinaca

JOAQUÍN ECHEVERRÍA ALONSO

Nosotros éramos los Ferrera, vivíamos en la calle de la Lila, en Oviedo, una familia con muchos hijos. El cabeza de familia, mi padre, era un hombre serio de aspecto aseado, se afeitaba a diario, excepto el bigote. Salía a su trabajo vestido formalmente con traje, corbata y sombrero.

Los Ferrera recibíamos visitas de familiares, incluso a veces llegaban personas que pasaban días en nuestra vivienda. Teníamos familiares en diferentes partes de España y en América y nuestra organización familiar era tal que esas estancias se consideraban bastante normales. Las visitas de foráneos eran parientes de mi padre, mientras que los familiares de mi madre que nos visitaban vivían en Oviedo.

Mi madre era de los Aguirre,  familia con tradición como artesanos fabricantes de armas, pero los primos de mi madre eran otra cosa. Los primos de mi madre se habían casado con asturianas, su madre estaba muy pesarosa por eso.

Uno de los primos de mi madre se había casado con una mujer de una familia de maleteros y limpiadoras de ferrocarriles apodados Los Llobos, éstos eran unos de nuestros familiares por la rama Aguirre. Entre nuestros parientes los Aguirre había una panoplia muy variada de caracteres y conductas.

 (Familia que fue muy popular en Oviedo, existió una canción de ciegos que hablaba de ellos)

Los Llobos no eran reputados como personas recomendables, tenían vidas tumultuosas con borracheras, pendencias que a veces terminaban en puñaladas, mujeres, algunas con conductas poco decorosas, los jóvenes de esa familia no eran bien venidos, mi madre se relacionaba con sus tías mayores, en concreto con su tía Ángustias, señora muy seria que se lamentaba de sus nueras.

Con el paso de los años los Ferrera nos fuimos distanciando de parte de su parentela y relacionando más con las personas de la vecindad, las mujeres de la familia de Los Llobos dejaron de visitar la calle de la Lila, aunque en una ciudad del tamaño del Oviedo de los años veinte era difícil no coincidir alguna vez en un sitio o en otro.

He rememorado a mi familia, porque el domingo, el mercado del Fontán estaba plagado de gente, había una feria medieval. Un ciego cantaba el poema de los Llobos, el actor se deshacía en alabanzas, que si eran tan valientes, me pareció un poema más hablando de la gentuza del lumpen,  pero cuando citaron la muerte del Pinaca se me despertó un recuerdo borroso de mi tierna infancia, de cuando…

Archivo Municipal de Oviedo

Era tarde de domingo, mi papá se había quedado en casa trabajando con papeles, completaba sus ingresos haciendo contabilidades, se quedó porque decía que había que aprovechar la luz del día que la de las bombillas lo cansaban más. Mi mamá nos llevó al Naranco para que lo dejáramos trabajar, yo era el pequeño, iba de la mano de mi mamá y de mi hermana mayor.

Era un día de verbena en San Pedro de los Arcos. Cuando subíamos la pendiente pude ver el acueducto, aun no lo habían derruido y vi un gentío que bajaba muy alborotado. Cuando nos acercamos una mujer le dijo a mi mamá: —es tu primo el Pinaca, le han disparado ahora mismo.

Pude ver como cuatro hombres bajaban en volandas a otro, manchado de sangre con cara de dolor, mi madre me cogió fuerte y tiró de mi para alejarnos del grupo que bajaba.

Pregunté, pero nadie me contestó, oí a mi mamá decir a mi hermano Manolo:

 -¿Ves? así se acaba cuando se anda en malos pasos, ¡Fíjate, casado y con una hija! ¿Qué será ahora de su mujer?-. 

Mi hermana Matilde dijo: 

-Pero mamá ¿no los podemos ayudar?-

A lo qué contestó mi mamá: 

-Es trabajo de médico, si llega vivo a la Casa de Socorro…-

Ya no seguimos hacia San Pedro, regresamos hacia el centro. Nos llevó al parque San Francisco y no se habló más del incidente. Bueno, mi hermano mayor y mi hermana cuchicheaban pero yo no los podía entender.

En casa, a la noche, oí a mi mamá contarle a mi papá algo, hablaban del Pinaca. Mi papá le decía: 

-Se veía venir, esos primos tuyos son unos perdidos, mira que tu tío Baltasar era buena persona, pero se casó con Rafaela y ya se sabe, los llobos llevan azogue en la sangre, no le salió un hijo normal, El Pinaca es el peor de todos, peor que cualquiera de sus primos. ¿A cuantos rajó ese hombre?.

Al día siguiente mi mamá me vistió de domingo y me llevó de visita a casa de la tía Angustias, mis hermanos estaban en la escuela. Yo ya había estado alguna vez allí, la tía Angustias era muy vieja, arrugada y reseca, a la que siempre había visto en la cama, ese día se había levantado, tenía un aspecto solemne. Nadie me dijo, como otras veces, lo guapo que era con mis rizos. Estaban muy serios y oí a la vieja decir: 

-Claro, ya entonces le dije a Baltasar que esa gente no interesaba, el me decía que son mujeres guapas y hombres valientes, muy bonito, pero no son más que unos indeseables y claro, con esa mujer ¿Cómo iban a resultar mis nietos?. 

Mi mamá le dijo: 

-Tía la están oyendo-

-¡Que me oigan! es lo que quiero, llevo diciéndolo de siempre y ahora estamos de luto,  llevo dos años en la cama ya no es momento de callarme.

Llegó mucha gente hubo llantos, hubo gritos, me fijé en mujeres feas, de mala cara y vestidas raras, mi mamá se retiro a un lado, no habló con ellas, eran muy vocingleras, fueron las únicas que se dirigieron a mi, mi mamá tiraba de mi y no decía nada.

Recuerdo que días más tarde mi mamá me llevó a un sitio grande como una iglesia, pero no rezamos, nos sentamos, estaba mucha gente de la familia de mi mamá. No recuerdo todo, pero un hombre feo dijo:

-Señor Juez, es que me dio miedo, usted no sabe como era el Pinaca-. -Pero usted le dio un tiro y él llevaba una niña en brazos, ¿Qué le dio miedo?-

-Su cara y su fama, era capaz de matarme con una mano-

-Pero usted lo mató de un disparo y el sólo llevaba dos piedras en el bolsillo-

-Por eso, él no necesitaba nada mas y además sus hermanos andaban por allí-

-¿Y la niña? ¿no pensó que podía matar a la niña?

No señor juez, yo acerqué la pistola a su cuerpo para no fallar, no podía fallar, le tenía mucho miedo, no lo podía dejar vivo-

Ya no volví a ver a la tía Angustias, ni volví a oír a hablar del Pinaca hasta este domingo en el mercado medieval.


Publicado por Joaquín Echeverría Alonso

Ingeniero de minas . Aficionado a contar historias más o menos reales.

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